Notas sobre la traducción al español

del libro El acoso moral de Marie-France Hirigoyen

Es uno de los mejores libros que he leído nunca. Realmente es capaz de abrir los ojos a una realidad sicológica que nos rodea sin que la mayoría seamos conscientes. Además, está escrito por una de las investigadoras de vanguardia mundial sobre el acoso moral.

Introducción

He estado leyendo el libro en francés simultáneamente con su edición en castellano y he pensado que a los compañeros de la asociación ( ANAMIB ) y otras personas les podría interesar algunas diferencias que he notado. A parte de la traducción de contraportada en francés, que es muy diferente de la española, también he añadido algunas notas sobre otros detalles que creo que varían perdiendo algo del significado.

He de hacer mención sincera de que la que considero una muy buena traducción que yo mismo sería capaz de hacer. (No soy traductor.) Estas líneas sólo son algunos detalles que, quien conoce un poco el problema sabrá apreciar y que, si no se conoce, pueden muy bien pasar desapercibidos.

El título

En francés el título mismo es algo diferente, creo que el original hace más énfasis en una de las claves del libro, que es la violencia perversa.

Titulo en Español:
El acoso moral
El maltrato psicológico en la vida cotidiana.Titulo en Francés(traducido más directamente):
El acoso moral
La violencia perversa en lo cotidiano

 

La contraportada

Tengo la impresión de que igual que el título resultaba más vendible si se cambiaba el concepto de «perverso» para añadir el de «psicológico», también podría resultar más vendible si en la contraportada se quitaba la versión francesa, más descriptiva del corazón del contenido del libro y se ponía una más suave que hablaba de la capacitación de la autora.  En el fondo creo que ha perdido un poco con ello, leedla como quedaría traducida a mi manera al español y haceros vosotros mismos una opinión comparándola con la española.

En la edición española:
<<La formación académica de Marie-France Hirigoyen incluye estudios en Estados Unidos en la especialidad de Victimología, una rama de la Criminología que analiza las secuelas psíquicas en las personas que han sufrido atentados o agresiones diversas, y las posibilidades de ofrecerles ayuda. En Washington, durante uno de sus cursos de formación, la psicoanalista trabajó para reconocer el perfil de un tipo psicológico, el perverso, que podía considerarse un pariente cercano del acosador moral. «Poco a poco me di cuenta de que los perversos existían como existen los asesinos en serie, un fenómeno que por su gravedad hay que tener muy en cuenta», sentencia la psicoanalista. Sus teorías fueron cobrando forma a medida que trataba a pacientes afectados por depresión no de carácter endógeno sino provocada por una situación concreta. «Me resultó muy curioso comprobar la cantidad de pacientes que se sentían destruidos por alguien», afirma. Uno de sus primeros pacientes, acosado de forma perversa en el trabajo, terminó suicidándose. […] Insomnio, migrañas y dolores de estómago son los primeros síntomas de las víctimas del acoso moral. Algunos comienzan a beber y a abusar de los tranquilizantes. Luego llegan las depresiones profundas. Médicos e inspectores de trabajo han confirmado este fenómeno, en plena expansión en Francia, y han comenzado a denunciar públicamente estos procedimientos. La toma de consciencia colectiva es necesaria para que la gente reaccione. «Resulta sorprendente que muchas empresas no lleguen a comprender algo tan elemental y sigan manteniendo en puestos clave a esta gente completamente destructora», concluye Marie-France Hirigoyen>> Evelyn Mesquida Y Pepa Revollo, Tiempo.

 

En la edición francesa:

Es posible destruir alguien solamente con las palabras, las miradas, los sobreentendidos: eso se llama la violencia perversa o acoso moral.

Una palabra puede matar. Para desestabilizar y destruir, las armas de la maldad, de la manipulación y del acoso son innumerables. La perversidad habitual de un cónyuge, de un pariente o de un superior puede romper una pareja, destruir una vida o arruinar una carrera profesional. La ley del más fuerte reina frecuentemente en la familia, la empresa o la sociedad. El agresor lleva pacientemente su obra paralizante y mortal. Su víctima se deja poco a poco encerrar en la trampa prevista para su tortura.

¿Cómo comprender, analizar y vencer el acoso sicológico? ¿Con qué soluciones y con qué respuestas oponerse?

«Una obra impresionante.»
«L’Express»
«Crónica de la violencia psicológica en lo cotidiano»
«Le Nouvel Observateur»

(Las cursivas y el color azul para diferenciar son míos, las negritas no.)

Entre las hojas

Hay varias líneas donde he encontrado que yo lo hubiese traducido de otra forma, os propongo mis cambios:

Pienso que decir que algo no es en ningún modo aconsejable está más cerca de decir que no se aconseja ni en casos raros, que de decir que se desaconseja. No quiero pecar de puntilloso pero como es un punto clave del libro prefiero dejar claro que la autora elige la opción más estricta de todas sin lugar a ninguna duda posible.

En la traducción española:
A la hora de defenderse, a la víctima le dan tentaciones de recurrir a los mismos procedimientos que utiliza su agresor. Sin embargo, debe saber que, si se encuentra en la posición de víctima, ella es la menos perversa de los dos. La situación no se puede invertir tan fácilmente. Utilizar las mismas armas que el agresor no es de ningún modo aconsejable.En la francesa (marco la diferencia importante para mí en negrita):
… Por lo tanto, si uno se encuentra en la posición de víctima, quiere decir que se es el menos perverso de los dos. Vemos difícil una forma de invertir esta situación. Utilizar las mismas armas que el adversario es fuertemente desaconsejado;…

Como se trata de un consejo de la máxima importancia he pensado que el matiz de la autora vale la pena marcarlo lo más fielmente posible. (Página 145 en la versión española y 203 en la francesa.)

Otro pequeño detalle:

En la traducción española (con algo de texto anterior para entender el contexto):
El que rechaza el diálogo vienen a decir, sin decirlo directamente con palabras, que el otro no le interesa, o incluso que no existe. Habitualmente, cuando no comprendemos a un interlocutor, siempre podemos preguntar. Con los perversos, el discurso es tortuoso, sin explicaciones, y conduce a una alienación mutua. Nos vemos obligados a interpretar. (pag 86)En la versión francesa:
Con los perversos, el discurso es tortuoso, sin explicaciones, y conduce a una alienación mutua. Estamos siempre en el límite de la interpretación. (o sea, siempre sin saber si la interpretación correcta de lo que nos llega es una u otra, pag. 118)

Otro (en este no sé si es mejor la una o la otra, marco en negrita la diferencia):

En la traducción española:
Durante esta fase, el agresor mantiene a la víctima en tensión, en un estado de estrés permanente. (pag. 84)En la versión francesa:
Durante esta fase, el agresor mantiene una tensión en el otro que equivale a un estado de estrés permanente. (pag. 116)

 

Mi selección

Dejando ya las posibles traducciones me gustaría pasaros un trozo que me llamó especialmente la atención.  El libro está lleno de información realmente muy útil pero este trozo fue lo que más me gustó:

El perverso intenta inyectar su propia maldad en su víctima. Corromper es su objetivo supremo. Y alcanza su máximo placer cuando consigue que su víctima se vuelva también destructora, o cuando logra que varios individuos se aniquilen entre sí.

Todos los perversos, ya sean sexuales o narcisistas, intentan atraer a los demás hacia su propio registro para luego conducirlos a pervertir las reglas.

Su fuerza de destrucción depende en gran medida de la propaganda que difunden para mostrar a los demás hasta qué punto su víctima es <<malvada>> y por qué resulta, por lo tanto, razonable llamarle la atención. A veces lo logran, y consiguen asimismo la colaboración de aliados a los que también manipulan mediante un discurso que se basa en la burla y en el desprecio de los valores morales.

Para un perverso, el mayor fracaso es el de no conseguir atraer a los demás al registro de la violencia. Por lo tanto, ésta es la única manera de atajar la propagación del proceso perverso.