Nombre y apellidos: Ricardo Pérez-Accino Picatoste
Profesión:
: Funcionario público
Vinculación al tema del acoso psicológico:
Víctima.
Secretario de Anamib, (Asociación No al Acoso Moral en el
Trabajo en Illes Balears). Investigador del fenómeno mobbing.
Especial interés en la coordinación de los equipos de
profesionales para la recuperación de víctimas.

1-¿Qué es el mobbing y cómo se produce ?

Dicho de una manera sencilla el mobbing es la agresión de un grupo sobre un individuo al que se pretende eliminar. Si hubiésemos de pormenorizar un poco más esta definición podríamos decir que mobbing es el proceso por el que una persona que sufre un conflicto laboral ordinario, es objeto de acoso psicológico o moral por parte de otro quien moviliza al grupo al que pertenecen, consiguiendo que todos o algunos de sus miembros participen de las actitudes agresivas que pueden llegar a propiciar la eliminación de la víctima.

Tendemos a pensar que este fenómeno es producto exclusivamente de la acción de un acosador, no es del todo así, el acosador sin colaboradores más o menos activos no podría  por sí solo desarrollar la destrucción que pretende, se apoya para conseguirlo en la amoralidad, en la falta de ética, en la inexistencia de compañerismo y de solidaridad de esta sociedad que hemos ido creando. Por utilizar un símil balístico, podríamos decir que en el mobbing la envidia es el percutor, el acosador es el fulminante y la pólvora son los compañeros del entorno laboral, aún falta otro elemento para que se produzca el “disparo” del mobbing: la vaina, el casquillo, su encapsulamiento es el que propicia que la explosión se produzca y en este caso es un ambiente laboral corrupto. Cuando se dan estas circunstancias, la víctima, nuestro proyectil, no puede sino salir despedido hacia donde haya sido apuntado por las circunstancias, hacia fuera de la empresa, hacia otro departamento o hacia la muerte si es el caso.

No es fácil erradicar la envidia de nuestro mundo pero no sería tan complicado poner coto a las acciones de los envidiosos perversos si nos pusiéramos a ello.

 

2- ¿Puede uno darse cuenta?

Puede, pero es muy difícil. De hecho lo habitual es que cuando las víctimas se dan cuenta del verdadero origen de su problema ya se han producido graves daños tanto para su salud como en sus entornos laboral, social y familiar. Y aún en estos casos, cuando se abre los ojos, suele ser producto de la intervención de alguien no contaminado por la atmósfera laboral tóxica que se ha generado a su alrededor; por alguien con “ojos limpios” que todavía es capaz de ver lo que otros no pueden permitirse ver.

 

3-¿Qué efectos tiene? . ¿Y a largo plazo?

Al principio se refleja en señales muy sutiles producidas por el estrés como la pérdida de memoria: se olvida el lugar donde se aparcó el vehículo, se olvida que hay que recoger a los niños en el colegio, etc. Después vienen las enfermedades nuevas para la víctima: insomnio, reflujos gástricos, úlceras, aislamiento, sobresaltos injustificados, ponerse colorado… Cuando la perdida de autoestima se ha afianzado y empieza la fase de terror se dan temblores, taquicardias y fobias al centro laboral y personas y cosas relacionadas con él y con el acosador; dolores abdominales, diarreas… Se pierden todas las referencias, todas las acciones de la víctima se pierden, nadie acusa recibo de ningún acto suyo, todo su trabajo se minusvalora o incluso se deja de valorar de manera alguna. La víctima al carecer de respuesta, de eco, de toda su actividad, pierde su propia imagen, se queda sin esa idea que todos tenemos de uno mismo y que hemos construido con la información que nos da el mundo exterior. La depresión grave y el suicidio son los pasos finales.

 

4- ¿Es un fenómeno frecuente? . ¿Por qué ocurre?.

Por desgracia es tan frecuente que podríamos decir que es cotidiano. ¿Quién no guarda en su memoria un caso de alguien brillante, prometedor, buena persona, como se dice ahora de un crack, que sin motivo aparente cayó en desgracia, al que se le retiró poco a poco su contacto con sus compañeros?  Ese ser alegre y lleno de vitalidad que fue cayendo en un aislamiento y que terminó paseando solo por los pasillos por donde nadie ni le miraba ni le veía hasta que después de varias bajas, se le jubiló o se le trasladó porque “terminó siendo problemático”; o le dieron una incapacidad, o simplemente al final era tan solitario y taciturno que se acabó suicidando. Con toda probabilidad ese ser fue objeto de acoso moral hasta que se le eliminó, sin que nadie de su entorno lo vaya a reconocer nunca. Los que fueron sus amigos, sus compañeros tendrán una coartada mental que les permite dormir tranquilos: era muy obsesivo con el trabajose tomaba demasiado en serio todono fue capaz de superar su ceseno se adaptaba, o los más valientes, se enfrentó con fulanito y ya sabes…  Eso suele ser todo lo que a ojos de su entorno explica su situación, así de sencillamente se justifica la eliminación de un ser humano.

 

5- ¿Cómo manifiesta una víctima de acoso su situación?

El problema no es cómo se manifiesta el acoso sino, de todos aquellos que lo presencian, ¿Por qué son tan pocos los capaces de reconocer lo que realmente está pasando? Dice Ibsen “privemos al hombre medio de sus mentiras vitales y le habremos despojado también de su felicidad”. Es el autoengaño por miedo, por cobardía, por no sentirse rechazado por el grupo es lo que hace que un asesinato se convierta en un ajusticiamiento en la mente de los espectadores. Por eso lo difícil no es detectar los signos externos  de una situación de acoso sino darles la explicación verdadera y no encuadrarlos en una justificación de los miedos propios. Si no puedo aceptar el hecho de que no he sido capaz de hacer nada para remediar una situación es fácil pasar a entenderla como un se lo ha merecido, yo no puedo hacer nada.

 

6- ¿Quiénes son más propensos a sufrirlo?

Las personas íntegras. Aquellos que son más capaces de vivir como piensan. Los más autoexigentes. Los que se han convertido sin pretenderlo en referencias de cómo hay que hacer las cosas; traducido al mundo laboral: los mejores y más brillantes trabajadores. Hay un libro muy antiguo que ya habla de los perfiles de estas personas, sus personajes se llaman Caín y Abel. Cuando una situación de mobbing se inicia se da un conflicto de adaptación, sin embargo la interpretación adecuada no es la que apunta a la víctima por no ser capaz de adaptarse al grupo laboral, no existe adaptación posible a una agresión sistemática, sino que lo que ocurre en realidad es que el grupo no es capaz de adaptarse a la excelencia, al nivel de rigor de la víctima y la aparta porque la considera peligrosa: podría ocurrir que esperen de mí la misma forma de compromiso con el trabajo, peligraría mi forma cómoda de vida laboral.

 

7- ¿Cómo reacciona el acosado?

Básicamente se puede decir que el acosado no entiende nada. Hay que tener en cuenta que las técnicas de acoso psicológico son extremadamente sutiles y que basan su eficacia en la prolongación en el tiempo. La víctima además carece de la referencia real de las consecuencias de la envidia. Con toda probabilidad ya habrá sido envidiado antes pero no ha llegado a identificar como agresor al envidioso por la sencilla razón de que ninguno le ha conseguido hacer daño hasta entonces. La víctima desconoce el potencial dañino de un envidioso perverso y no lo reconoce, porque no lo ha conocido antes, de ahí esa aparente ingenuidad de las víctimas que son las ultimas en enterarse de que van a por ellas. Cuando el proceso esta ya avanzado la sensación de la víctima es la de encontrarse inmerso en una película de terror, todo a su alrededor provoca pánico y además carece por completo de ninguna capacidad de influir en su entorno. La película sigue inexorablemente el desarrollo de su guión haga lo que haga para intentar impedirlo.

 

8- ¿Cómo puede una víctima combatir el acoso moral en el trabajo?

Defenderse de una situación de acoso en muy difícil y además no se puede hablar de estrategias generales pues depende de la fase de desarrollo del mobbing en que se encuentre para que sea conveniente una línea u otra de defensa. Es necesario recurrir a especialistas en la materia que sean capaces de ir dando las claves necesarias en cada momento del proceso y es deseable que estos especialistas estén en contacto para que las líneas de defensa y recuperación respondan a una misma estrategia, esto hoy por hoy es muy difícil de conseguir. Yo aconsejaría ponerse en contacto con alguna asociación donde puedan orientarles en los distintos campos necesarios. En Anamib (www.anamib.com) esta es precisamente la línea de actuación que llevamos con los afectados. Como elemento básico desde el que creo que se debe partir para arrancar en la salida de una situación de este tipo es desde la posición de víctima. Parece obvio pero no siempre los afectados se reconocen a sí mismos como víctimas y sin embargo lo son. Solo partiendo desde este reconocimiento se podrán ir solicitando las ayudas necesarias con la debida óptica; hay que tener en cuenta que las personas que están en esta situación suelen haber sido personas autosuficientes, independientes con criterios propios y a los que no suele haberles hecho falta nunca pedir ayuda, pues bien, deben aprender a pedirla, como deben aprender a controlar la ira y desarrollar estrategias nuevas con las que defenderse.

 

9-¿Se puede establecer un perfil del acosador?

Bueno, dicho coloquialmente un acosador es aquello que hay en centro de un grupo numeroso de pelotas. En realidad puede ser más sencillo definir a un acosador por sus actos que por sus apariencias. Donde un acosador se ha establecido reina la confusión, aparece una atmósfera como diabólica que todo lo confunde y enmaraña, los compañeros riñen, los amigos se separan, el rendimiento baja, las enfermedades y las bajas laborales se disparan, se establecen mil procedimientos improductivos que entorpecen el trabajo productivo, se multiplica la burocracia y los controles de todo tipo. Aunque casi nadie se para a pensar en ello, lo más definitorio de un acosador es su falta absoluta de coherencia, lo que dice no tiene nada que ver con lo que hace. Por ejemplo a menudo predican que se debe trabajar en grupo y son incapaces de respetar las reglas necesarias para ello.

 

10- ¿Cómo se comporta?

El acosador es aparentemente ajeno por completo a todo lo que pasa, él nunca es responsable de nada, son siempre los demás los culpables de todo y así lo ratifican la cohorte de adeptos que ha ido reclutando con sobornos directos o prebendas más o menos camufladas. Verdaderamente aparece como que pasaba por allí. A menudo aparece como víctima en una situación confusa, nadie de su entorno se apercibe de que sea él el origen de toda la confusión reinante, o casi nadie porque la víctima a menudo suele ser la única persona de su entorno que se ha percatado de su condición de vaciedad personal y actividad manipuladora pagando muy caro su descubrimiento. Es fuerte porque ninguna cuestión de orden moral o ético es capaz de apartarlo de su camino ya trazado. En cuanto a su físico a menudo son personas de palidez acentuada que se mueven con ademán algo hierático, fruto de su megalomanía. Nunca alaban la labor de nadie sobresaliente, solo se sienten algo condescendientes con aquellos que ya son considerados por todos como trabajadores grises. Su rasgo en apariencia más característico es su mirada, sus ojos nunca sonríen. Puede sonreír su boca y hasta parte de su cara, pero sus ojos no. Incluso la sonrisa de su boca a menudo es asimétrica, poco natural. Lo cual no quiere decir que no sean simpáticos y hasta ocurrentes pues dominan a la perfección el arte de la seducción de un grupo. El acosador necesita ser el centro de todo. Si se habla de enfermedades, él habrá sufrido la más grave, si se habla de experiencia, él tiene la mayor. A él se le puede esperar si no llega a tiempo y a menudo llega tarde a las citas, así se da importancia, pero no tolera fácilmente que a él se le haga esperar, se encoleriza y saca a relucir su grandísimo ego.

 

11- ¿Cuál es el origen de este comportamiento?

Parece que la mayoría de estas personas han sido maltratadas en su infancia. Aunque no constituya una explicación universal para todos los casos, al parecer estos niños y niñas han tenido en su infancia un progenitor perverso que los ha iniciado en estas practicas, han sobrevivido a este periodo gracias a renunciar a su parte afectiva. Para no ser heridos apartan todo lo humano de sus vidas y plantean sus relaciones con los demás no como si fuesen personas sino como cosas, podríamos decir que son unos egoístas puros en el sentido de que no consideran a los demás más que para aprovecharse de ellos.

 

12- ¿Qué características tiene el acosador moral?

La principal característica es la envidia. No es fácil de entender como una persona que suele ser poderosa y que en ocasiones tiene todo lo que puede tener una persona para sentirse afortunada, sin embargo envidia a otra. Pero la envidia es un sentimiento irracional y en general lo envidiado no es tanto las cuestiones materiales como las capacidades personales. Envidian la independencia, la solidez, la integridad de las personas y sobe todo el respeto y el liderazgo que pueda ejercer alguien sobre los demás. Ellos se saben carentes de valores de esta naturaleza y reaccionan intentando la eliminación de aquellos a su alrededor que con su presencia les recuerdan su verdadera condición. Es una reacción infantil pero muy común: no existe lo que no veo.

 

13- ¿Qué lleva a una persona a creer que puede abusar de un subordinado de esa forma?

Una absoluta falta de escrúpulos, de principios morales y ética. Tratan así a los demás porque solo valoran aquello que consideran que les es útil para sus fines. Las personas son para ellos solo elementos a ser utilizados, instrumentos, cosas. No valoran a las personas porque no las ven como tales sino como un elemento más de su plan de progreso que siempre es material. Son unos ambiciosos desmedidos y como tales, permanentemente insatisfechos.

 

14- ¿Los hombres y mujeres que acosan en el trabajo , son enfermos o tienen conciencia de lo que hacen?

Es una cuestión interesante. Particularmente creo que son unos enfermos, pero que saben perfectamente lo que hacen. No todas las enfermedades nos privan del juicio. De hecho son solo unas pocas las que se considera que nublan nuestro juicio. Todos vivimos en contacto más o menos próximo con la enfermedad y sin embargo no por eso despreciamos la existencia de los demás. Los acosadores, como tantas personas, han sido a su vez víctimas de otros maltratadores, pero en lugar de buscar la salida por cauces aceptables lo han hecho sumándose al lado oscuro, es como si hubiesen desistido de luchar y se hubiesen aliado con el objeto de su dolor, con la violencia.

 

15- Si los acosadores alteran la capacidad productiva de los trabajadores, ¿por qué las empresas tienden a respaldarlos?

Fundamentalmente por ignorancia. Las empresas se han deshumanizado por atender a principios de corte puramente economicista, pero lamentablemente los estudios sobre motivación y rendimiento que la psicología ha desarrollado no se aplican en su totalidad en los centros laborales. El resultado es unos ambientes laborales enfermizos donde se identifica la productividad con la competencia extrema y donde se fomenta el desgaste de los trabajadores en la creencia de que en la carrera hacia el éxito sobreviven los más productivos. Error absoluto porque lo que en realidad ocurre es que los que llegan al final de las carreras los primeros no son los mejores sino lo más manipuladores en muchos casos, los que ponen más zancadillas, los que dan más empujones y los que han llenado las enfermerías de “accidentados laborales”. El rey de la selva es el león, con sus garras y mandíbulas nadie discute su trono, pero ¿que ocurriría si pusiéramos al león a presidir un consejo de administración, le diéramos la dirección de recursos humanos de una empresa o lo colocáramos de director general de un departamento de recaudación? Podemos imaginar en que consistiría su dieta diaria.

 

16- ¿Y qué se puede hacer cuando el maltrato proviene de la dirección de esas empresas?

Cuando el acoso nace del interés frío de una organización para llevar a cabo una reestructuración, colocar al hijo del jefe el puesto de alguien, etc., suele ser un acoso más evidente, menos solapado. Aquí no es la envidia el móvil y los procedimientos son más visibles. Esto hace que la víctima se percate antes y negocie su despido o busque otras salidas. Se le dan mensajes claros de que no esta bien visto. Sin embargo cuando el móvil es la envidia pura todo se camufla para que no aparezca nunca la verdadera motivación. Digamos que en el primer caso solo se busca que se vaya pagando la mínima indemnización, mientras que en el segundo se busca su destrucción, se persigue a la víctima incluso fuera del ámbito donde nace el conflicto, se dan malos informes a otros departamentos, se le expedienta, se busca la destrucción física y psíquica como fin en sí misma. En los casos de la administración pública, al no existir posibilidad de negociar un despido, el mobbing si no se para en alguna de sus etapas intermedias, acaba desembocando en una situación de acoso institucional. Aunque fue el acosador el que inició el proceso, al final las personas se van relevando en la tarea de machacar a la víctima y se produce el denominado síndrome de cuerpo extraño, hay que eliminar a toda costa a ese elemento que se ha puesto en el disparadero porque se le ve representando una amenaza a la institución. La amoralidad, los corporativismos y las cohesiones internas se hacen prevalecer sobre la responsabilidad y el puro sentido común y ético. Así se puede tener años a una persona aislada, sin funciones, sin considerar que existe laboralmente. Se puede tolerar, quizá, que esté en un rincón aislado y enfermo, pero si denuncia el acoso, entonces se convierte en el enemigo público número uno porque con su denuncia lo que pone al aire el acosado es todo un procedimiento insano de relaciones laborales. Esta persecución institucional sirve también intereses a una dirección que ve de esta forma momentáneamente agrupado a un colectivo entorno a la destrucción de uno de sus elementos. Este fenómeno de chivo expiatorio ha sido también con demasiada frecuencia el utilizado por gobiernos de corte dictatorial para aglutinar a la ciudadanía contra algo o alguien, en su incapacidad de hacerlo a favor de nada.

 

17- En los numerosos casos conocidos, a pesar de todo uno es sorprendido por la apatía social. Por la ausencia de reacción de los colegas.¿ Cómo se explica?

Miedo. La palabra clave es el miedo aunque hay también otras explicaciones para ello. Cuando a un acosado se le estigmatiza, todo el mundo sabe a su alrededor que el que se le acerque pagará por ello. Así se garantiza su aislamiento. No es necesario publicar en los tablones de anuncios esta amenaza. Todos sabemos en los centros laborales como funcionan de bien los “cauces alternativos” de transmisión de información. La radio macuto, esos altavoces andantes que todo el mundo sabe que propagan los rumores cuanto más confidenciales mejor. Pero es que además, el leguaje humano va infinitamente más allá del verbal o escrito, existen muchos metalenguajes que estamos usando constantemente y a través de los que recibimos información de nuestro mundo. Cuando se estigmatiza a alguien basta con señas muy sutiles para que la información llegue a su destino. Si a las tres o cuatro personas que toman café con un compañero se les retira un complemento de su retribución, la mente de todos sus compañeros busca con avidez una explicación para ello, si la hay (son malos profesionales por ejemplo) no se busca otra, el proceso mental queda justificado y archivado, pero si no la hay y aquel grupo solo tiene en común que comparte café con X, la conclusión es clara, quien comparta con X algo verá disminuida su retribución. Así, sin palabras X quedará aislado en poco tiempo sin saber porqué y aunque todos han percibido el mensaje, nadie hablará de él.

Pero existen otros mecanismos. Cuando en una organización laboral entra un narcisista con poder destruye la calidad del trabajo. La consecuencia inmediata es que los trabajadores aceptan las nuevas reglas, sea por imposición jerárquica o por sumisión personal. Unos de forma inmediata por sumisión al poder fáctico o jerárquico, los llamados pelotas, y los demás algo después. ¿Pero que ocurre con nuestro candidato a victima de mobbing?  Pues que como tiene unos niveles de exigencia superiores, es un trabajador experimentado, comprometido con su trabajo y con criterio suficiente como para poner en tela de juicio esos nuevos procedimientos, pronto pone de manifiesto algunas de las cosas que no funcionan en la organización, pita falta, pretende mejorar algún procedimiento y sin saberlo se está poniendo como diana de su acosador que a partir de este momento ve la posibilidad de canalizar su envidia, la víctima disuena con su entorno que ha renunciado a mejorar nada y se conforma con sobrevivir y cobrar a fin de mes. El grupo laboral ha aceptado la burocracia como instrumento, ha aceptado un menor grado de calidad en su trabajo pero se ha adaptado a la mediocridad nueva, cosa que no hace nuestro candidato a víctima de mobbing que, inocente, sigue creyendo que de lo que se trata es de trabajar mejor y con denuedo arrecia en sus intentos por hacer las cosas con los mejores procedimientos. No se percata de que cuanto más intente hacerlo bien, más lo verán sus compañeros como un riesgo, tanto por estar ya marcado como alguien a quien no hay que tratar, como porque representa un peligro evidente de regresar a los procedimientos laborales de más esfuerzo y todo en contra de la corriente. El resultado es un aislamiento absoluto de unos y otros. Naturalmente este tipo de estigmatización solo se da en ambientes laborales donde ya reina la corrupción en el sentido más puro de la palabra y cada uno va a la suya, en los sitios donde la selva laboral ha llegado a sus ultimas consecuencias; escenarios estos lamentablemente muy comunes en algunos centros laborales, sobre todo en aquellos en los que los beneficios no se miden con parámetros objetivos o se sustentan con fondos públicos.

 

18- ¿Por qué, siendo el acoso moral un fenómeno tan nocivo, faltan leyes que lo sancionen ?

Más que leyes que lo sancionen creo que lo que hace falta es un desarrollo de la normativa actual y sobro todo una mentalización nueva, más amplia hacia lo que constituye violencia y las tendencias de manifestación de esta violencia en el mundo moderno. Por mucho que se defina legalmente el acoso siempre la imaginación de los perversos irá por delante el la elaboración de técnicas de acoso más sutiles y opacas a la ley. Sin embargo sí es hora de que se interpreten adecuadamente los fenómenos psicosociales y sus riesgos; no parece razonable en absoluto que estando ya diagnosticadas infinidad de situaciones de enfermedad como de “trastorno ansioso-depresivo”, o “estrés postraumático” de “origen psicosocial laboral”, y atribuyendo la actual normativa de prevención de riesgos laborales la responsabilidad a los empresarios, no parece razonable decíamos, que aún no se contemple como motivo de baja el mobbing, es como si cuando llegase un tiroteado a urgencias el parte facultativo dijera que “el enfermo presenta una lesión por entrada de objeto de plomo a gran velocidad” y nadie buscase al asesino porque nadie ha hablado de disparo. Los médicos están atados de manos pues solo se les permite diagnosticar los síntomas pero no la enfermedad, la enfermedad no está en ese paciente sino en su centro laboral que es una fábrica de enfermos. El código penal y otras leyes definen diferentes clases de daños aplicables a los casos de mobbing, pero se está maniatando a aquellos profesionales que podrían con sus informes fundamentar las reclamaciones legales y cuando estos informes a pesar de todo se emiten, pues sencillamente no son valorados en su justa medida.

 

19- Si la persona acosada no logra que la empresa o el Estado la escuche, ¿qué le sugeriría que hiciera para solucionar el problema?

Un consejo general es muy difícil. No hay una única salida para una situación de acoso. Cada vida humana es un proyecto en sí misma y una situación de mobbing paraliza absolutamente la evolución de la persona, hay que buscar una solución que le sirva a esa persona con sus características y en su fase de acoso, en la que se encuentre, con los menores riesgos posibles. Podríamos decir que una salida puede ser tanto la denuncia ante los tribunales como la renuncia a su puesto de trabajo, depende de las circunstancias, de su resistencia, de su deterioro, de sus exigencias para consigo mismo, etc. Si no se ha agotado la fase de eliminación del entorno laboral y si se han recuperado ya los estragos a la salud en su mayor parte, una buena forma de planteamiento de la estrategia puede ser la de no pedirle peras a un olmo, es decir, si una empresa determinada no es el medio adecuado para el desarrollo de un trabajador porque es “excesivamente bueno” para ella, para los demás de su entorno, hay que modificar la relación. Nadie puede detener su propio proceso evolutivo sin sufrir graves consecuencias, así no podemos prescindir de nuestra creatividad, ni de nuestro afán por hacer las cosas cada vez mejores, tampoco podemos dejar de ver el trabajo no como una maldición sino como el instrumento que es de realización personal, sin embargo sí que se puede limitar el grado de excelencia que se vierte en el mundo laboral y simultáneamente trasladar todo el potencial creativo restante a otros ámbitos donde esta plusvalía sea mejor reconocida y mejor invertida. Digamos que se puede intentar cobrar por un lado procurando no ofender la mediocridad circundante en la oficina y por otro tener algunas actividades donde poner lo más valioso de uno mismo. Una organización que no solo no reconoce la valía de uno de sus miembros sino que la sanciona debe verse perjudicada, corregida por su falta de sentido común y sus consecuencias deben reflejarse en su cuenta de resultados, quizás en algún momento alguien se de cuenta de la barbaridad que supone dejar puestos de responsabilidad en manos de personas que no crean y que además destruyen por envidia a las personas creativas que caen en sus manos. Para la víctima de mobbing quizá pueda ser una buena forma de desarrollarse a sí mismo el buscar logros de orden superior en un plano diferente al de la oficina, en el campo de la ayuda a los afectados de acoso psicológico podría, por ejemplo, encontrar un buen terreno par desarrollar todas sus iniciativas buscando no ya una carrera profesional sino una progresión personal a la que quizás de una manera fortuita, el mobbing y su acosador le han avocado sin querer. El arte, la literatura, un negocio con gente de fiar donde se pueda laborar a favor de algo, sinergicamente y no en contra de alguien, son otras ideas a poner en práctica.

 

20- ¿Qué puede hacer entonces la sociedad para acabar con este gran problema?

Lo primero que la sociedad debe hacer es admitir que este problema existe, que la innumerable cifra de depresiones, de bajas laborales y suicidios que todos tenemos que soportar responden a lo que los científicos y estudiosos nos describen como ambientes laborales tóxicos. Reconocerse enferma es lo primero que ha de hacer nuestra sociedad, después, usando de la legalidad, perseguir a los delincuentes que hoy se amparan en la oscuridad. Imaginemos un mundo en que algunos delincuentes asesinaran a sus víctimas por un procedimiento simple y nuevo para esa sociedad, clavándoles un cuchillo en el pecho. Imaginemos que allí a la policía y para ese tipo de delito solo se le permite investigar a los muertos y heridos, nada más, no a los sospechosos, y que además la denuncia tenga que venir de las víctimas porque no sea perseguible de oficio. Que las víctimas pagaran las investigaciones y obtuvieran las pruebas necesarias. No sería fácil que los muertos denunciaran, ¿verdad?, a los que quedaran trastornados por el ataque ya no se les tendría en cuenta, finalmente los que quedaran menos perjudicados harían la denuncia pero, ¿Cómo descubrir al culpable sin investigar a los sospechosos? Hoy por hoy a los sospechosos de ser acosadores no se les investiga, aunque a lo largo de su vida profesional por los lugares por donde han pasado haya múltiples cadáveres a la vista de todo el mundo. Hay empresas y administraciones que arrojan unas cifras de bajas laborales, de depresiones, de suicidios escalofriantes, unos gastos farmacéuticos e incapacidades permanentes que pagamos todos; vidas destrozadas, inmensos gastos inacabables. Es cierto que la responsabilidad moral de cada uno de estos suicidios es de aquellas personas que teniendo la capacidad y autoridad para ello no resuelven una situación de acoso, pero ahora se trata ya de buscar una responsabilidad legal y de corregir esta barbarie.

La sociedad debe ordenar la investigación de estos casos, de los historiales de las personas denunciadas por indicios razonables de acoso –como en cualquier otro delito- y, si se les haya culpables, condenar a los responsables de psicoterror y a los responsables de dar cobijo y protección a los acosadores en cualquier ámbito, luego, esta sociedad, igual que hace con otros delincuentes peligrosos, les pagaría un establecimiento penitenciario durante su condena durante la cual en las empresas que se hayan visto privados de ellos se podría, al fin, trabajar en serio y con salud.

Palma de Mallorca, 14 de septiembre
de 2005.