La patología del acosado es tan grave como la del paciente mental ambulatorio

José Luis González de Rivera, jefe del Servicio de Psiquiatría de la Fundación Jiménez Díaz, en Madrid, ha puesto de manifiesto en el simposio de Psiquiatría Laboral la importancia que tiene el tipo de organización en la que se trabaje para la génesis del acoso laboral y su interrelación con determinadas características del empleado.

Marcelo Curto. Bilbao 29/04/2008

Fuente: diariomedico.com

La respuesta al tratamiento en los casos de acoso laboral «es pobre con las técnicas habituales, aunque ofrece cierta esperanza la aplicación de métodos derivados del tratamiento de las crisis traumáticas».Tras advertir de que el maltrato psicológico es posible en todos los ámbitos de relación humana, González de Rivera ha apuntado que raramente llegan estas debilidades o maldades humanas a cristalizar en acoso en instituciones sanas, «que están dotadas de mecanismos eficaces de detección y erradicación de pautas destructivas y maladaptativas».

Por el contrario, las organizaciones enfermas tienden a favorecer el acoso laboral, «permitiendo el ascenso hasta posiciones de poder de mediocres inoperantes activos», a los que calificó como «psicópatas que atacan sistemáticamente a todo el que se oponga, difiera o no encaje en sus designios espurios».

También ha aludido a que «cualquiera puede ser objeto de acoso psicológico en el trabajo» y que «no hay ningún rasgo psicopatológico ni de personalidad que defina a las víctimas de acoso antes de que lo sean». Por el contrario, en sus investigaciones sobre acoso institucional ha identificado tres grupos de dinámicas correspondientes a la organización, al acosador y al acosable «que, si se dan de manera conjunta, aumentan el riesgo de que este último sufra acoso».

Así, entre las características del acosador se encuentra la mediocridad, la envidia y el control; en las del entorno, aislamiento, cohesión e improductividad, y en las de la posible víctima, autenticidad, inocencia y dependencia sana afectiva. Las características de la persona en alto riesgo de acoso en una organización enferma «son las mismas que le hacen ser altamente valorada en organizaciones sanas».

El acoso psicológico en el trabajo es «el mantenimiento persistente e intencional de pautas de maltrato psicológico, que tienen lugar de manera injusta y desmedida, sin posibilidad de escape ni defensa, favorecidas o permitidas por el entorno y cuya finalidad última es eliminar al acosado o destruir su salud y sus capacidades».

Entre las formas de maltrato más habituales están la incomunicación, la intimidación, el desprestigio y el entorpecimiento del progreso del acosado mediante maniobras que no dejan huella corporal «y, a ser posible, tampoco documental».

Aunque cada incidente aislado de acoso no tiene entidad suficiente para generar el síndrome traumático, «su acumulación sí, y acaba por sobrepasar la capacidad de procesamiento cerebral del acosado».

Tras un tiempo, el cuadro clínico tiende a estabilizarse entrando en una fase de cronificación. El acosado puede acabar con un perfil general de psicopatología bastante grave, «con valores más altos en hostilidad, ideación paranoide, síntomas obsesivo-compulsivos y depresión que la media de pacientes psiquiátricos ambulatorios».