Publicado en Diario de Mallorca

MOBBING: ¿UN BUEN NEGOCIO? FRANCISCO FUERTES MARTÍNEZ.

´El ´mobbing´ es un caso paradójico de abuso de poder sin ningún coste´

El experto en el fenómeno de acoso moral, laboral y psicoterror Francisco Fuertes desgranó en el Club de Opinión de DIARIO de MALLORCA algunas de las claves de un fenómeno tan complejo como desconocido

El doctor en psicología Francisco Fuertes participó en la conferencia junto a Ricardo Pérez-Accino, de ANAMIB.  

MATEU CUART. PALMA. «Ofrece una rentabilidad relativa, a corto plazo y sólo para unos pocos». Así sintetizó el profesor de psicología de la Universidad Jaume I, los supuestos beneficios del mobbing en la conferencia que dictó ayer en el Club de Opinión de este diario, organizada por la asociación de ayuda a las víctimas ANAMIB y titulada Mobbing: ¿un buen negocio?, con la que el experto pretendía «convencer a los empresarios para que intervengan en estos casos porque, entre otras razones, no les es rentable».
Sus palabras llegaban autorizadas por los más de 80 casos tratados con los que cuenta en su haber, pero aun así el experto se esforzaba en argumentar e ilustrar cada caso, con peculiares ejemplos como el de las fotografías de unos supuestos helados hechas en realidad con puré de patatas tintado.
Su intervención, precedida por las palabras del presidente de ANAMIB, Ricardo Pérez-Accino, empezó con el perfilado de las víctimas de mobbing, que a juicio de Fuertes suelen «implicarse fuertemente en todo lo que hacen y, sobre todo, en lo más importante de la vida, que son las relaciones personales, como las del trabajo». Las «envidias y desprecios» que ello genera, junto a una ley de prevención de riesgos laborales «tan maravillosa que no hay voluntad política de aplicarla» y a unos compañeros de trabajo atemorizados, afectados por lo que vino en denominar mobbing sociológico, generan el caldo de cultivo perfecto para que surja la figura del acosador.
Su actuación sobre el acosado tiene, a su juicio, «un coste inasumible para la sociedad» que, además, tampoco sale a cuenta al empresario, que en algunos casos puede obtener un beneficio inmediato -si logra, por ejemplo, que se vaya un trabajador con sueldo fijo para contratar a otro por menos dinero-, pero nunca a largo plazo y, además, tiene costes para la empresa, en el caso de bajas por motivo laboral.
Sólo el acosador logra beneficios económicos o en forma de prestigio sin contraprestaciones. «Es un caso paradójico de abuso de poder sin ningún coste para el causante», explicó Fuertes, quien dedicó buena parte de la conferencia a contrastar el hostigamiento laboral con las rasgos definitorios de las sociedades totalitarias, como el etiquetaje o el factor sorpresa: «En Cuba, cuando alguien no es gregario se le etiqueta de autosuficiente y se va a por él», explicó Fuertes, quien dijo que en el ámbito empresarial se acostumbra a tachar al trabajador de «desfasado, porque no son capaces, no pueden, aunque ya querrían, calificarlo de ineficaz». En relación al factor sorpresa, aprovechó para hacer una crítica a la «ingenuidad» de los acosados. «Soñar con una sociedad ideal está muy bien y hay que perseguirla, pero no hemos llegado. La ingenuidad es creer que ya hemos llegado», concluyó.
El turno del debate posterior, en la que intervinieron múltiples víctimas de acoso laboral, procedentes en su mayoría, tal y como había anunciado el experto, de la administración pública y, curiosamente, del sistema sanitario público balear, enriquecieron mucho la conferencia, cuestionando las motivaciones del acosador y poniendo en duda el papel de los sindicatos y la actitud que debe adoptar la víctima.