Nota:  esta página contiene varios gráficos y presentaciones pps asociados, por lo que para su visualización te será necesario un buen rato y toda tu atención. Si no dispones ahora de ellos es aconsejable que vuelvas en otro momento. Gracias. 


Cómo defenderse de un perverso narcisista

El mapa no es el territorio

Por Ricardo Pérez-Accino

Del acoso a la culpa.

Una de las cosas que más desestabiliza a quien esta siendo sometido a una situación de hostigamiento continuo es el hecho de no poder encontrar una razón objetiva que justifique la situación que padece. Cuando a alguien se le maltrata sistemáticamente y todo el ambiente laboral que rodea la situación de maltrato no reacciona ante una visión violenta e injusta sino que además, o bien se incorpora a este hostigamiento, o bien no ve nada de lo que ocurre; el hostigado acaba por culpabilizarse a sí mismo de su situación como única explicación racional a su alcance. Se dice:

Me siendo agredido, constantemente, acosado. Pero nadie se da cuenta
de estas agresiones. Si soy el único que las percibe, todos no pueden estar
equivocados, el fallo estará en mi. Por lo tanto yo soy el culpable.

De la culpa al terror.

Esta culpabilización es consecuencia de la  luz de gas de que es objeto, produciéndose  en derredor suyo una irrealidad de origen desconocido para él y con respecto a la que carece de mecanismos de interacción. Le parece estar viendo una realidad distinta en todo a la realidad que parecen ver los demás. Pues bien, efectivamente uno y otros ven realidades distintas y ambas tienen su explicación, su por qué. Esta situación es especialmente intensa en los casos en que el hostigador sistemático lleva a cabo su violencia de forma sutil, escondida, de forma no evidente. Los maltratadores groseros y faltones tienen la «ventaja» de ser identificados con mayor facilidad como enemigos pues con su agresión abierta informan claramente de sus intenciones. Los ladinos son mucho más complicados de descubrir porque tiran la piedra y esconden la mano.

Quien sufre hostigamiento sistemático, si lo soporta por primera vez en su vida, no conoce el daño que potencialmente esta situación puede reportarle de prolongarse en el tiempo. Sufre el desconcierto correspondiente pero no sabe a qué atribuir su causa. Como habitualmente hacemos cuando no sabemos encontrar por nuestros propios medios el origen de una situación desconocida, el acosado orienta su mirada, presta atención, a los elementos de su entorno con la esperanza de encontrar allí la respuesta a lo que ocurre. Si el acosador no ofrece una imagen de agresión clara y manifiesta, como ocurre en numerosas ocasiones, esta explicación se hará esquiva y difícil de hallar. Los colaboradores cercanos o gang de acoso, sea por interés, venganza, o deseos de alianza más estrecha con el hostigador y su poder, siguen el juego. Los demás miran para otro lado, no dan la cara y con ello hacen la cama. El resto de elementos del entorno laboral, simplemente o tienen miedo, lo reconozcan o no, o se limitan a mirar para otro lado sabedores del riesgo de acercarse al estigmatizado.

Los testigos mudos que presencian el hostigamiento con su actitud pasiva no solo se abstienen de ayudar, también contribuyen decisivamente a la creación y mantenimiento de la situación de violencia de su vecino laboral ya que no podemos hablar de compañeropero es que además colaboran activamente a consumar el engaño de que está siendo objeto la persona asediada. ¿Cómo? Formando parte de un escenario artificial que confunde y engaña al acosado, que es de esta forma obligado a  desenvolverse en una entorno falso, pero aceptado por todos los demás, lo que le confiere su apariencia de normalidad, generando sensación de irrealidad: luz de gas. Lo que para cada participante en el escenario no es más que una pequeña contribución a un teatro donde se representa una escena de aparente normalidad, para el hostigado supone su entorno vuelto del revés y fuera de su alcance efectivo de acción: es la luz de gas.

Un error no se convierte en verdad por el hecho de que todo el mundo crea en él.

Sin embargo no parece razonable pensar que todos los que participan en estas situaciones lo hagan de una forma plenamente consciente. También son en alguna  medida engañados, o al menos, se han dejado engañar oportunamente para no tener que salir a defender a nadie con riesgo de su propia seguridad o la de su estatus.

Tanto si colaboran de buen grado como si lo hacen sin analizar en profundidad el motivo de su pasividad, el resultado es un escenario aparente de normalidad. Todo el mundo parece decir aquí no pasa nada. Todos participan en el engaño. Lo que se encuentra la mirada del hostigado que busca respuestas es la imagen de la normalidad más absoluta. Nadie da el menor signo de que allí pase nada de nada. Pero el sufrimiento sigue su curso y el acosado continua sin saber a que achacar lo que vive día a día.

Finalmente la culpabilización aparece como consecuencia de una disyuntiva:

O todos están equivocados, o el culpable soy yo.

Una racionalidad elemental resuelve el dilema:

No puede ser que todos estén equivocados, si soy el único que veo las agresiones es porque no existen. La culpa es solo mía.

Se interioriza algo así como el resultado democrático de la percepción, todos tienen necesariamente la razón frente a uno solo que discrepa. Sin embargo este razonamiento es producto de una racionalidad simple y errónea, pues es falso, por muy democrática que sea en su aritmética. Como sentencia Gandhi:


Un error no se convierte en verdad por el hecho de que todo el mundo crea en él.

La interiorización de esta «razón de la mayoría» puede llevar a errores de funestas consecuencias y no solo en los procesos de razonamiento interno. Recordemos por ejemplo que Adolf Hitler ascendió al poder por vía de la legalidad democrática en la república de Weimar sin que sea necesario mencionar lo que después ocurrió con los procedimientos democráticos que permitieron su ascensión.

Pues bien, estas situaciones de autoengaño colectivo (que en este caso inducen a la deducción errónea y culpabilizadora del acosado), están descritas con gran claridad por Daniel Goleman en su libro El Punto Ciego. Psicología del Autoengaño, donde explica claramente que tanto los individuos como los grupos de individuos huyen de todo aquello que les cause ansiedad.  Esta situación de huida no es otra cosa que el miedo. El miedo es el gran motor de estas situaciones donde algo evidente parece pasar desapercibido para los componentes de un grupo social cuando todos comparten el mismo temor, es decir, cuando huyen de lo mismo. Les une el miedo, y es el miedo lo que les hace cómplices.

¿Y cómo es posible que una situación tan evidente, incluso para el que la sufre, pase tan desapercibida?

El mapa no es el territorio.

Pues esto es posible básicamente por que  el mapa no es el territorio. Es decir, la imagen que cada uno tenemos de la realidad que nos rodea no es sino una versión de la realidad misma. Dicho de otro modo, la cosa observada y la imagen de la cosa observada son objetos diferentes, por más que ante nuestras mentes pretendan identificarse en todo llegando a confundir lo que percibimos con el objeto que ha sido visto. La expresión el mapa no es el territorio se debe a Alfred Korzybski quien trabajó en enunciar estas diferencias tan evidentes como invisibles para quien no las quiera advertir.

No se pretende aquí dar una explicación exhaustiva ni científica de este concepto ni del fenómeno de la luz de gas. Lo que se pretende es llevar a la mente de quien sufre esta situación, apenas un chispazo de intuición que le permita al menos entrever los porqués de este mecanismo. Pondremos algunos ejemplos de cómo es posible que la realidad quede desvirtuada pareciendo otra cosa de lo que realmente es, dando así una imagen diferente, parecida o totalmente contraria a la verdad objetiva. Así, entendiendo que el mapa que hacemos de la realidad y el territorio que pretende ser representado, no son la misma cosa, podremos permitirnos entender que en ocasiones todo lo que nos rodea parece una cosa y es en realidad otra. Una vez admitida esta posibilidad, al menos como intuición, un acosado por su entorno podrá ya permitirse atribuir a otros factores ajenos a él mismo las causas de su situación, y así de este modo, iniciar la desculpabilización tan necesaria en su proceso de recuperación. Podemos pues ayudarle así, intentando que tenga esa percepción, que llegue a contemplar como efectivamente todos pueden estar colaborando a su luz de gas; cómo todos los demás participan de una situación injusta que le perjudica sobre todo porque le engaña dándole esa apariencia de normalidad a lo que no es sino un escenario diseñado para su destrucción.

El acosado, ahora ya desde este conocimiento, podrá entender que efectivamente todos los demás están equivocados, pues han elaborado un mapa erróneo de una situación objetiva de acoso, incluso podrá entender las claves de esta percepción equivocada de la situación si consigue vencer la tendencia a la interpretación mayoritaria, democrática, de este  fenómeno, en el sentido de que la versión de los demás, por muchos que sean, no tiene porque ser la imagen de la realidad misma.

Son muchos los factores que hacen que nuestros sentidos y nuestras deducciones nos engañen. Incluso considerando solamente uno de los sentidos como muestra de lo que aquí se comenta, no será difícil ver. Escojo por comodidad del medio el sentido de la vista para hacer visible lo que parece invisible; o también, lo que es lo mismo, para dejar de ver lo que está ahí y sabemos que es visible pero no se ve. Bastarán unos ejemplos para ello.

La percepción.

Nuestro primer ejemplo y más evidenciador de lo que se pretende mostrar es un gráfico como el que se encuentra un poco más abajo. Cuando pinches en él, lo verás más grande. Vas a ver una imagen como la que aparece pero en las que los puntos de color rosa se mueven. Fíjate bien que se mueven. Mira la cruz del centro. Al poco tiempo descubrirás que además hay un punto verde que antes no estaba y que ocupa el lugar del punto de color rosa que va desapareciendo. Si fijas más la vista en la cruz del centro durante unos segundos… al poco tiempo ya no habrá puntos rosa… se habrán ido…  solo quedará la cruz y girando a su alrededor el punto verde.


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¿Cual de todas las imágenes que has visto al pinchar es la autentica y cuales son falsas?

¿Cual es el mapa correcto y cuales son mapas erróneos?

Bien, aquí se puede comprobar con este ejemplo como con un mismo territorio, un objeto que no cambia, nosotros somos capaces de ver hasta tres mapas distintos. Y lo que es más curioso aún: ninguno de los tres que vemos es en realidad el objeto en sí: ninguno es un mapa que represente al teritorio

Mapa 1.- Unos puntos de color rosa girando.

Mapa 2.- Unos puntos de color rosa y uno verde girando.

Mapa 3.- Un punto de color verde girando.  

Y, ¿Cual es la imagen verdadera?

Pues ninguna de las tres, todas las que somos capaces de ver son en realidad falsas. Veamos:

1.- La más cercana a la realidad es la primera, pero los puntos de color rosa en realidad no se mueven. El movimiento es producto de la eliminación de un punto de color rosa sucesivamente, lo que genera la sensación de movimiento circular de unos puntos que en realidad son estáticos.

2.- Tampoco es esta la imagen real. Los puntos como ya se ha explicado no se mueven, pero además ha aparecido un nuevo punto verde que sencillamente no existe, es la huella en nuestra retina, de un punto rosa, que tarda más en desaparecer de lo que tarda otro punto rosa en ocupar su lugar. Y todos siguen dando la sensación de un movimiento que tampoco existe.

3.- Tampoco es esta la imagen correcta del objeto que observamos. A nuestra vista han desaparecido los puntos rosas que siguen estando aunque fuera de nuestra percepción y por el contrario el que se ve dando vueltas es uno que no existe, el verde, en un movimiento de giro que tampoco es real y que esta provocado en realidad por unos puntos rosas que no vemos pero están ahí.

Bueno, ¿Y entonces? ¿Es que no somos capaces de ver la realidad de lo que tenemos delante de los ojos?

Si. Pero en ocasiones contemplar la realidad solo es posible a través de un proceso de deducción racional porque nuestros sentidos a veces nos engañan. En ocasiones, no podemos fiarnos de lo que vemos u oímos, sino que debemos hacer todo un proceso mental para acercarnos a la imagen real del objeto que queremos conocer. O dicho de otro modo, a través de un acto de voluntad, de un acto de valentía que fuerce a nuestra atención a ver lo que en realidad ocurre pasando por encima de la ansiedad, pasando sobre el miedo que ello pueda producir.

En el caso de nuestro ejemplo gráfico, debemos imaginar sobre un fondo gris, un círculo de puntos rosa, estáticos, y entender que lo que percibimos como movimiento es en realidad la eliminación paulatina de uno de los puntos sucesivos y contiguos, lo que nos da la sensación de movimiento. Y además, eliminar mentalmente el punto verde que vemos, pero no existe, y del que sabemos que es producto de un fenómeno óptico consecuencia de la sensibilización retardada de nuestra retina.

Así, con estas consideraciones y la imagen mental que de ella nos hemos hecho, es como en realidad vemos lo que hay y no con nuestros ojos que nos han engañado.

Podemos decir que para tener una imagen más fiable del  territorio que queríamos conocer, hemos tenido que modificar mentalmente los mapas, en este caso tres, que de él nos ofrecía nuestro sentido de la vista.

De esta manera ya sabemos que no siempre  vemos lo que es, y que aunque todos en un grupo humano veamos algo claro como la luz del día, puede que esa imagen no se corresponda con la realidad a la que pretende representar.

La atención.

Y siguiendo con el mismo gráfico y sus particularidades de percepción erróneas como hemos comprobado, cabe preguntarse:

¿Qué es lo que nos ha distorsionado la realidad y nos ha hecho ver lo que no está y nos impide ver lo que está?

Pues sí, un único factor es el responsable de que nuestra percepción haya ido pasando de unas visiones a otras distintas sin que el objeto observado cambiara en realidad: la atención.

Es cuando dirigimos nuestra atención al centro del círculo cuando comienzan a darse las distorsiones. Es pues la atención dirigida la responsable de la aberración de la realidad. Cuando perdemos de vista el conjunto y nos fijamos en el centro, es decir, cuando abandonamos la perspectiva de conjunto, cuando «algo» nos hace perder esa visión global. Vuelve de nuevo a experimentarlo para darte cuenta de ello:


agrandar

¿Te has dado cuenta? Ha sido tu mirada la que al cambiar su punto de interés y poner su atención en el centro ha producido la visión de la irrealidad, ha hecho que vieras lo que no está.

Hay más ejemplos gráficos que ayudan a comprobar como la atención fijada en uno u otro lugar nos hace tener una percepción diferente y hasta contraria de la realidad. Mira el siguiente gráfico móvil pero cuando lo pinches no fijes tu atención en ningún punto en especial, simplemente fíjate en el sentido en que giran las figuras rojas, nada más. Después pon tu atención en el centro de la figura y con tu interés en este lugar ahora fíjate de nuevo. Las figuras rojas ahora se desplazan en sentido contrario… y solo con cambiar el punto de tu  atención. Podríamos decir que tu atención cambia el sentido de la imagen.


Algo análogo ocurre con los que contemplan una situación de mobbing y no la ven. Y digo solo análogo. No se trata, insisto, de dar una explicación matemática ni científica sino solo de proporcionar una imagen mental de lo que puede estar ocurriendo en un entorno laboral donde se está hostigando a alguien y parece que nadie lo ve. ¿Porque ocurre esto? ¿No será que han desviado su atención y ven lo que no es y sin embargo lo que es no lo ven?

Ilusionismo fatal.

La huida de la ansiedad, es decir el miedo, hace que los espectadores de una situación de hostigamiento fijen su atención en algunos aspectos que harán que no vean en su mapa, una imagen verdadera del territorio que tienen delante. Ven una imagen falsa del territorio, manipulada, que hace que su percepción como resultado de la distracción en su atención, se centre y vea factores distintos de los reales y objetivos. Los hostigadores, los maltratadores, los que son capaces de provocar una situación de acoso múltiple contra una persona, lo que realmente son además de perversos narcisistas patológicamente hablando, es creadores de imágenes artificiales: ilusionistas. Pero así como los prestidigitadores nos crean unas ilusiones para nuestra distracción placentera, los hostigadores lo hacen para aprovecharse de nuestra distracción y hacernos ver lo que a ellos les interesa. Cuando se carece de capacidad de liderazgo y no se tiene carisma para poder dirigir un
grupo de personas hay que desarrollar otras técnicas si es que se le quiere dominar, ya que no lo pueden liderar. La técnica del hostigador es la del engaño. En esta técnica son refinados especialistas que nos hacen ver lo que les interesa y que olvidemos, que no veamos lo que tenemos delante.

¿Cómo consigue un hostigador su propósito?, pues por el mismo procedimiento que antes vimos el gráfico donde la realidad se nos escapaba de nuestra vista y debíamos perseguirla con la razón para poder atraparla: con el desvío de la atención. Aquel que consigue desviar nuestra atención, y llevarla hacia sus intereses, es quien consigue el engaño. El ilusionista del programa de la tele del sábado noche, lo que hace ante la vista de todos es simplemente engañarnos, con sus estudiados movimientos de manos y sus frases estereotipadas capta nuestra atención, conduce nuestro interés hacia donde le interesa llevarlo, y dejamos de
percibir lo que en realidad hace por detrás. El resultado es que lo que vemos es solo una ilusión. Algo totalmente distinto de lo que en realidad ha ocurrido. El mapa que nos enseña el ilusionista es una reproducción falsa del territorio: nos ha hecho ver lo que no existe.

Este el el mecanismo que siguen los hostigadores que crean y llevan a cabo las situaciones de maltrato que pueden terminar en mobbing:
la seduccióny el engaño. O lo que es lo mismo, atrapan nuestra atención para que nuestra percepción únicamente vea lo que ellos quieren que vea, y deje de verse el territorio que tenemos delante. Si tuviéramos que resumir en una sola palabra la definición de un acosador la palabra sería: mentiroso. Todas las técnicas que despliega persiguen un objetivo: que no se note que dice una cosa y hace otra distinta.

Y, ¿Qué cosas pueden desviar la atención de tantas personas para que dejen de ver lo evidente?

Varias cuestiones pueden llegar a conseguir esta desviación de la atención. Repasaremos las más frecuentes.

El miedo.

De todas, la más importante. Dice José Antonio Marina en El Laberinto Sentimental, que en una situación de miedo: «La atención queda esclavizada por el peligro, y al sujeto le cuesta trabajo pensar en otra cosa

El miedo es un mecanismo de conservación vital. Gracias a él nos alejamos del peligro. Aquel que consiga hacernos creer que algo es peligroso, habrá conseguido que nos alejemos de ello. Si estar cerca de alguien significa riesgo físico, tener más trabajo, cobrar menos, riesgo de ser sancionado, de ser aislado, etc., la consecuencia es evidente: ese «alguien» quedará solo. La estigmatización persigue el aislamiento no solo para dañar al acosado separándole, también, y es muy importante, para que todos los demás sientan miedo y, fijando su atención ahí, no la fijen en otras cosas.

¿Quien atraviese un prado con un toro bravo cercano y suelto, podría fijar su atención en ver las avispas que le pueden picar, o las setas venenosas al pie del árbol?

No. Su atención solo buscará dos cosas, la posible salida huyendo, y si no es posible un árbol para subirse.

Para que una situación de acoso lineal entre un hostigador y su víctima evolucione hacia una situación de aislamiento y la violencia pase a ser grupal iniciándose el mobbing, hace falta el factor miedo. Con miedo en el ambiente el instinto de conservación desvía la atención lo necesario para esquivar el miedo que se percibe.

Las palabras talismán.

Algunos de los procedimientos de manipulación, es decir de
desvío de la atención, son recogidos por
Alfonso López Quintás
en su trabajo La Manipulación del Hombre; uno de ellos es el de las palabras
talismán.

Imagina el mayor estadio lleno a rebosar por el
público. Los Beatles van a dar un concierto en su época de mayor fama. A la
puerta principal llega una limusina y de ella bajas tú, abres la puerta de
atrás y sale el Presidente del Gobierno y su familia. Con ellos te diriges
hacia la tribuna. A izquierda y derecha legiones de policías de uniforme y
de paisano escoltan vuestro camino. ¿Crees que alguno de los miembros de
seguridad te pediría la documentación, te cachearía buscando armas o
explosivos, o le pediría al Presidente que les informase sobre tu identidad,
aunque no te conozcan de nada?

Evidentemente no. Pues eso es lo que hacen los manipuladores,
se hacen acompañar de lo incuestionable y se apropian de su
prestigio. Adornan sus discursos con esas expresiones que representan
conceptos que son en su cultura iconos de la idealidad. Son palabras con tal
fuerza adquirida que nadie ya se plantea sobre la oportunidad de su uso,
siempre son bien recibidas. Pero aun más, todo lo que las acompañe se da por
bueno, creíble e incuestionable; por proximidad, por extensión. Cada
cultura tiene las suyas, cada ambiente laboral también. Algunas de las más
generales en la nuestra por ejemplo son: libertad, democracia, bienestar;
en el ámbito laboral, trabajo en equipo, organización, especialización,
optimización
. Cada expresión que vaya acompañada de una de estas
palabras talismán goza en su conjunto de su reputación, de su influencia y
se recibe con mayor agrado y confianza. Este el el tipo de mecanismo de
manipulación, por ejemplo, que se utiliza para publicitar la venta de un
coche que le dará alas a tu libertad, pero que no menciona que te
esclavizará durantes cinco años más
a unas letras pues es mucho más caro
que otros que, si bien te proporcionan la misma libertad, son mucho
más baratos.

Del mismo modo pero por el procedimiento inverso hay otras
palabras que en nuestro mundo están cargadas de un significado negativo y
pueden de análoga forma utilizarse para perjudicar todo lo que vaya junto a
ellas.
Por ejemplo: censura, desigualdad, guerra.

El mentiroso hábil, el manipulador, utiliza el poder de estas
palabras talismán para camuflar el mensaje y cargarlo del significado
«aparente» que le interesa, veamos un ejemplo en una típica acción
manipuladora de organización laboral:

Con objeto de que cada uno pueda administrarse mejor su
tiempo
, ganar libertad y optimizar la organización, el horario de desayuno
se llevara a cabo para todos por igual por  turnos del cuadrante
.

Resultado objetivo: nadie coincide con nadie a la hora del
desayuno, se pierde comunicación.

Otra posible forma de organizar sería:

Para que no nos censuren desde la  dirección  y
los servicios no queden desatendidos en la hora del desayuno, iros turnando y que
quede siempre al menos uno en cada dependencia.

A pesar de que suena mejor la primera frase por las
palabras talismán asociadas, lo cierto es que esta forma de distribución
monitoriza y aísla a los trabajadores, les obliga a desayunar solos y les
resta libertad sin mejorar el resultado respecto de la segunda forma de
organización, que sonando peor, pues no pretende manipular sino
organizar, cumple sus objetivos: distribuye el trabajo sin menoscabo del
contacto social de los trabajadores. Podríamos decir que el primer jefe es
un hábil manipulador y mal organizador, mientras que el segundo no es manipulador pero
es un buen organizador.

La dicotomía.

En otras ocasiones la forma de desviar la atención de
aquellos a los que se quiere ilusionar con una imagen falsa de la
realidad es hacerles un reduccionismo drástico y llevar los
planteamientos a una opción simple, elemental: una dicotomía, un dilema. O es A, o por
el contrario entonces es B. A continuación una de las dos opciones, la que
no le interesa al manipulador, se asocia con algo negativo e inaceptable por
definición. La consecuencia es clara: como B es inaceptable, el resultado
necesario y patente es la opción A.

Pero el universo no es dicotómico. La realidad es una vasta e
inacabable exposición de distintas posibilidades tan amplia como grande sea
la imaginación de quien la observa. En realidad lo que este procedimiento
manipulador plantea es un «falso dilema» como bien apunta Marina Parés en sus
trabajo de Detección del
Acosador a Través del Lenguaje
. En este caso la
atención se desvía de la
globalidad de nuevo, y se la conduce a una opción previamente señalada como
la única aceptable, pues la otra posibilidad se cae de su peso por sí sola.
Por ejemplo:

O reducimos gastos, es decir personal, o a nuestra empresa
se la come la competencia y con ella nuestros puestos de trabajo: todos nos
vamos a la calle.

¿Quien quiere perder su puesto de trabajo? Nadie. Se tiende a
aceptar pues que hay que reducir gastos, reduciendo puestos de trabajo como
único medio de no perder el trabajo. Se dejan fuera de este razonamiento,
falso por dicotómico, cuestiones que resolverían por sí solas el problema
por otras vías: mejorar la gestión, redistribución de retribuciones
más adecuadamente, redimensionar los cargos directivos en favor de las
intermedios, mas baratos y puede que más necesarios… etc., etc., etc.,

Ejemplo 1    –
Ejemplo 2

La información paradójica.

Habitualmente los humanos tendemos a buscar la congruencia en
todo lo que nos rodea porque sabemos que de ella se deriva la tranquilidad,
la paz y la armonía. Bien es cierto que no siempre somos capaces de ser todo
lo congruentes que debiéramos y de ahí nacen precisamente grandes fuentes de
intranquilidad y desasosiego. Cuando no somos capaces de ser lo que pensamos
que debemos ser, una angustia creciente se apodera de nosotros y suelen iniciarse problemas y desordenes de todo tipo. Por ello es más feliz y
más sano aquel que es más capaz de ser lo que cree que debe ser.

Otro tema
será el de la ponderación de lo que es alcanzable y lo que no lo es, y la
capacidad de ir dándonos a nosotros mismos las dosis de objetivos necesarias
y suficientes, siendo realistas, para la consecución de una congruencia
adecuada para cada momento. El tipo de lenguaje que el hostigador utiliza
con su acosado y también con aquellas otras personas a las que quiere
atemorizar es el lenguaje paradójico. Se trata de una comunicación
deliberadamente contradictoria que genera una gran inseguridad y ansiedad en quien la
recibe. Nuestra percepción parece tener algunas limitaciones a la hora de
procesar adecuadamente los distintos canales de información que recibimos.
Curiosamente somos capaces de recibir simultáneamente una infinidad de tipos
de información por distintas vías pero a la hora de analizar su significado
por separado y sacar conclusiones no somos tan hábiles y gran parte de la
información recibida por distintos conductos, es almacenada sin someterla a
contradicción con respecto a la información recibida por otro canal. La
consecuencia es que ante situaciones que anticipamos que nos producirán
ansiedad o angustia ya percibidas anteriormente, la reacción normal es la
huida. Nos ponemos a salvo de aquello que nos da miedo; y nos da miedo todo
lo que no nos es congruente y no entendemos porqué no lo es, aun cuando no
seamos racionalmente conscientes de ello.

De nuevo una imagen vale mas que mil palabras. Observemos la
imagen pinchando más abajo y apreciemos el grado de «intranquilidad» que nos
produce una simple imagen, ¿No es un tanto desasosegante? ¿Por qué?

Ejemplo 1
Ejemplo 2

¿Quieres verlo, sentirlo,  incluso en un gráfico con movimiento? Pincha en el
ejemplo.

Ejemplo 3       

La imagen produce esa sensación porque contiene una contradicción en sí
misma. El dibujo da una información completamente contradictoria con la
información que nos da la perspectiva. Con todo, este tipo de contradicción
que nos presentan estas imágenes, es recibida toda ella por el canal visual y
eso nos brinda más oportunidades de analizar su falta de congruencia y la
razón por la que nos repugna su vista. Sin embargo, cuando la falta de
congruencia se produce sobre información que entra por canales
diferentes, la cuestión pasa mucho más desapercibida para nuestra capacidad
de entendimiento y nuestra mente intelectual no procesa el porqué. Nuestra memoria emocional sí que recuerda perfectamente que la escena en
cuestión produce «malestar» y la memoria inconsciente de nuestro cuerpo nos
aleja del foco que produce ansiedad a través del miedo.  Una vez
generado el miedo, nuestra atención se dirigirá hacia donde quiera aquel que
nos lo provoca, que era en definitiva su intención inicial: la manipulación.

La falta de congruencia en los mensajes recibidos, el mero
azar en las respuestas que un  medio manipulado nos ofrece y que
proporciona premios y castigos sin regla de control para quien lo recibe,
ocasiona enfermedad y hasta la muerte, como ya nos demostró Seligman con
sus ratas de laboratorio. Naturalmente esto solo ocurre cuando de una manera
deliberada se introduce el elemento distorsionador, manipulador, que
hace que el premio y el castigo no puedan ser organizados por el sujeto con
arreglo a ninguna norma que le de sentido y capacidad de anticipación. El
estrés producido por la incapacidad de anticipación y control de un estímulo
del que no se puede zafar la rata, le ocasiona finalmente la muerte. En el
medio natural, gracias a Dios, no nos encontramos con este tipo de
generadores de estímulos aleatorios, salvo naturalmente, que consideremos a
los maltratadores como un «elemento natural». No parece que la manipulación
intencionada que busca la desestabilización pueda ser considerada elemento
natural, por más que efectivamente la realidad diaria nos acredite
constantemente su existencia frecuente. Es un elemento creado por la
capacidad creadora/destructora del ser humano y fruto de una planificación
que
no se da de forma espontánea en la naturaleza.

La alteración consciente.

El entorno sin manipular lo que nos ofrece son estímulos que en su gran mayoría
responden a unas reglas que son interpretadas por los seres que se
desenvuelven en él y que les proporcionan la suficiente congruencia y
capacidad de anticipación como para vivir integrados en la naturaleza de una forma adecuada,
adaptada. Pero, cuando aparece un alterador consciente de esa armonía
congruente y de forma sistemática y deliberada altera la información que
emite para hacerla contradictoria, para hacer que su comunicación sea una
comunicación paradójica
; entonces las personas (victimas) que reciben
esa información enfermiza, crean ansiedad y estrés, y si al tiempo se les
priva de escape hacia otro tipo de información que les devuelva la
congruencia, que les brinde de nuevo el sentido de los acontecimientos, como
las ratas de Seligman enferman gravemente. Este es el sentido del
aislamiento de las víctimas que persiguen los hostigadores, que los acosadores imponen a sus víctimas para
completar la desestabilización. La única salida a un mensaje contradictorio
permanente es la información objetiva que minimice la presencia de la
información paradójica. Pero esta información limpia solo puede llegarle al
hostigado si conserva canales de información alternativos. Si el hostigador
ha conseguido aislarlo de otras informaciones con origen diferente, y por
tanto la única luz que ve es la enfermiza y hostigante, no tiene
ninguna salida al estrés, a la ansiedad y a la enfermedad. 

Los manipuladores/acosadores, nuestros ilusionistas, utilizan canales distintos para transmitirnos sus informaciones contradictorias y así
producir inseguridad y ansiedad, para inducirnos temor. De los procedimientos más utilizados por
ellos uno es la contradicción verbo/gesto. Es muy habitual que nos den
una información con la palabra, con sus manifestaciones verbales y sin
embargo y al mismo tiempo su mensaje no verbal, los gestos, sus miradas y
ademanes de acompañamiento sean de desprecio de desaprobación o directamente
de odio. La víctima percibe ambos mensajes pero suele haber dificultades de
entender lo que ocurre en realidad porque este tipo de manipulación no se da
en el mundo natural y no estamos suficientemente adaptados a analizar las
contradicciones cuando nos llegan así, camufladas. ¿Alguna vez te ha
ocurrido encontrarte con alguien por la calle y que al tiempo que te saluda
efusivamente con un beso, te propine una patada en la espinilla o te escupa
en un ojo? No, no te habrá ocurrido porque sencillamente estas cosas no
se dan en la naturaleza. Como no se dan,
no las analizamos, y como no las analizamos, no las entendemos, y como no
las entendemos nos producen desconcierto, ansiedad, estrés y miedo. Y como
todos los miedos irracionales, su origen nos es desconocido, aun y a pesar de
que quizás lo tengamos sentado en la mesa de al lado.

El miedo como ya sabemos, hábilmente manejado, nos hace
perder la atención en las cosas que deberían darnos la verdadera
perspectiva y orientación
de donde nos encontramos y de qué o quienes
nos rodean. El miedo nos lo impide. Bastante trabajo tenemos en estas
circunstancias con poner especial atención en librarnos de eso
que nos crea la ansiedad.

Los tres canales.

Este mecanismo desestabilizador por la acción de la
información paradójica se entiende mucho mejor considerando los conceptos
que han desarrollado en el ámbito de la programación neurolinguistica, PNL, Bandler y Grinder, sus fundadores y otros que han venido desarrollando su
trabajo como el
Dr. Michel Henric-Coll
han llegado ha resumir en tres los canales de percepción
sensorial: el visual, el auditivo y el kinésico. Si bien percibimos
información por los tres canales, cada persona es predominantemente
receptora de la información por uno de ellos. Así unos somos básicamente
visuales, otros auditivos y otros kinésicos. En definitiva quiere decir esta
atribución de especialidades perceptivas que la atención de unos se
centra preferentemente el las imágenes, en otros en los sonidos y en otros
en las sensaciones. Esta circunstancia es importante para entender algunas
cosas en el curso de una situación de acoso donde se genera estrés y
ansiedad. ¿No habéis oído nunca a un miope decir «dame las gafas que no oigo»?
¿Y oído la expresión «callaros que estoy viendo el partido»?, o ¡»Baja el volumen
de la música que estoy intentando leer»! Seguro que si.

Si bien todos percibimos por los tres canales, cuando una
situación requiere de toda nuestra concentración, tendemos a recurrir al
canal que nos es más propio o a aquel por el que nos esta entrando la
percepción que requiere total concentración. Dicho de otra manera, cuando
nuestra atención debe ser extrema por alguna razón, prescindimos de
los otros canales  secundarios para la persona o la ocasión. La canción
que cantan
los Panchos lo expresa de la forma más clara y más resumida posible: «Voy a
apagar la luz para pensar en ti». Si quiero formar una imagen mental y
volcar en ella todos mis recursos y concentración, deberé cerrar el acceso a
otras entradas sensoriales, a los demás canales que me distraen. Parece como si la energía
pudiera ser redirigida a uno de los canales en momentos de
necesidad de máxima concentración. Cuando alguien está siendo sometido a una situación de
hostigamiento centra toda su atención en intentar resolver el
problema que percibe pero no entiende. Y, en esta tesitura, tiende a
percibir por el canal que le es más afín, o por el que percibe las
agresiones. Una persona de base visual,
tenderá a cerrarse los canales auditivo y kinésico para conseguir un «mejor»
rendimiento de su percepción. Un auditivo, cerrará el visual, etc. En
definitiva, con cada incremento de la ansiedad y estrés, el hostigado merma
su capacidad de percepción global. Ya sabíamos que algunas situaciones nos
merman la objetividad de enjuiciamiento, pero lo que aquí se dice es que nos
quita capacidad perceptiva por la eliminación de canales de entrada de
información. De nuevo aparece aquí otro de los elementos básicos para poder
crear una hostigamiento eficaz, la privación de la información. El
aislamiento ya perseguía esto también. Con la información paradójica y la
ansiedad que genera, también se consigue reducir la información que percibe
el hostigado. Así, con cada vez menor cantidad de información, la persona
hostigada va perdiendo poco a poco la perspectiva de su situación y de la de
los demás. Con la falta de información su campo de percepción se va reduciendo y
su atención va viéndose limitada poco a poco solo a aquello que no entiende
y que le crea esa situación de estrés y ansiedad de origen desconocido.

Un trágico ejemplo de las consecuencias de cerrar uno de los
canales de percepción nos viene dado en el accidente aéreo de la compañía
Avianca que sucedió en Mejorada del Campo en 1983. Su caja negra desveló
como el piloto había equivocado las coordenadas y tenía en
mente un mapa erróneo del territorio en su aproximación al
aeropuerto de Barajas. Cuando el sistema automático de alerta por vía
auditiva a través de un altavoz le avisaba insistente del peligro de tocar
tierra, cerró su canal auditivo: apagó la alarma sin tomarla en
consideración. Centró su atención en el canal equivocado, en el visual y no prestó
atención al canal que le daba la información más veraz. Se fió más de su
canal visual y del mapa erróneo que tenía en la mente, el resultado fueron
ciento noventa y dos muertos. Prescindir de algunos de los canales
perceptivos por estrés puede ser muy peligroso. 

Este proceso de selección de un canal principal sobre otros
secundarios constituye  la explicación de cómo una persona sometida a
acoso psicológico ante un mismo mensaje dado a un grupo de personas percibe
algo diferente de lo que percibe el resto del grupo al que pertenece. Porque se le ha sensibilizado previamente su atención
hacia un canal concreto. Cuando ante un grupo de personas un hostigador le
dice al acosado que su trabajo es «aceptable» pero con la mueca de su rostro
indica su desaprobación, o con el tono de voz da a entender el poco interés o
incluso con su mirada desviada hacia otro punto su desprecio, el acosado
solo verá los gestos de desprecio y agresión porque ya antes se ha producido
el estrés con faltas de respeto y consideración (cerrarle la puerta para que
no oiga, no convocarle a reuniones, etc.) que hacen que su atención se centre
en los gestos y no en lo que dice: percibe más lo que le agrede que lo que
le es neutro. Está sensibilizado por las agresiones anteriores y cierra
otras entradas de información. Por el contrario el resto del grupo tiende a no percibir las
señales que le son más sutiles y ven claramente como al acosado se le
trata normalmente como a uno más. La percepción es subjetiva porque uno y
otros dan preponderancia a canales distintos de percepción en función de los
que les genera estrés y el miedo del que huyen. El grupo, que también
percibe la contradicción aun sin racionalizarla, tiende sin embargo a ver la
parte no agresiva del mensaje porque esta es la parte que al grupo le resta
ansiedad. Entre la agresión y la no agresión, acuciado también
por el estrés de la contradicción, se queda con la no agresión puesto
que ver la agresión le exigiría tomar parte en el asunto, cuestión harto
peligrosa en un ambiente donde reina el miedo. Ante una misma realidad
objetiva, el grupo y el acosado crean mapas parciales muy alejados de
la verdadera imagen de la situación agresiva y contradictoria, del
territorio
violento creado por el agresor.

¿Por qué un mismo territorio paradójico da dos mapas
diferentes?

Así es, una misma información contradictoria emitida en dos
canales diferentes proporciona una mapa al hostigado y otro diferente al los
espectadores. Esto es posible precisamente por el diferente filtrado que
hacen uno y otro de la misma información original. Ante el estrés generado
por la información, finalmente la percepción es diferente para uno y otros,
¿Cual es el mecanismo?

No debemos olvidar que la eliminación de un canal perceptivo
busca precisamente la eliminación del estrés que produce la disonancia entre
los canales, ante esta información paradójica probablemente todos
inicialmente tienden a eliminar uno de los dos canales, ¿Cual?, el que elimina el
estrés. Y de ellos ¿Cual es el que lo consigue?, pues aquel por el que
lleguen las agresiones. Por ejemplo el visual si es con gestos con lo que se agrede o, en los casos en que la paradoja se establece entre la literalidad
de lo que se dice respecto de su entonación contraria al significado
literal, entonces se obviará la entonación agresiva y contradictoria.

Esta eliminación del canal agresivo anula la paradoja y
efectivamente consigue bajar el nivel de estrés, pero ¿A todos? No. A uno
del grupo no consigue bajarle los niveles de estrés. Al que está siendo
objetivo directo de las agresiones puede que en un principio le ayude
«engañarse» eliminando de su percepción las agresiones, y este autoengaño
durante un pequeño lapso de tiempo puede servirle para intentar que pase el temporal, o
mejor dicho, eso es lo que pretende pero lo que evidentemente no consigue.
Probablemente este sea el mecanismo trampa en que caen los acosados cuando
no se enteran de que están siendo agredidos.

Pero entre uno, el acosado y otros, los demás, hay una
diferencia sustancial. Así como los elementos del grupo simplemente con
eliminar el canal agresivo -no ver las agresiones- eliminan su estrés; el
acosado no. Y no se libra el acosado tan fácilmente por una simple razón, es
a él al que se agrede, no a los demás. En una palabra los demás pueden mirar
hacia otro lado y no verán la sangre ni les dolerán las heridas. Al agredido
le dolerán mire donde mire y por si fuera poco, cuanto más tarde en
reaccionar más difícil será su defensa, más profundos los daños y más
complicada su recuperación.

En resumen. El grupo se autoengaña, eliminando de su
percepción las agresiones y así rebaja su estrés. El acosado se autoengaña,
eliminando de su percepción las agresiones pero solo consigue indefensión y
aumento de su estrés.

Cuando finalmente al acosado ya no le queda más remedio que
darse por enterado de que se le está agrediendo, ya totalmente desconcertado
ante el fracaso de su estrategia -que en los demás es fructífera- inicia el
proceso de filtración contrario, el canal de información que elimina es el
que le hace llegar la información neutra, es decir, se obsesiona con las
agresiones de forma que a partir de ese momento ya prácticamente no verá más
que la información que le confirma las agresiones. Su malestar, su máximo
estrés, le hacen eliminar todo lo que considera superfluo para entender lo
que le pasa: solo ve las agresiones. Pero cuando él ya solo ve la parte
agresiva de la comunicación, todos los demás del grupo hace ya mucho que
solo ven la información neutra, pues para ellos la estrategia útil ha sido
esa. Se ha creado la luz de gas. Haga lo que haga el acosado ahora ya su
percepción y la del resto del grupo serán contrarias. La percepción de uno y
otros hace que se encuentren en mundos diferentes.

Gráfico de la diferente
percepción

La vista de microscopio

El acosado va en este proceso disminuyendo sus canales de
información e involuntariamente sesgando la información que le llega. Todo
su entorno disminuye salvo el objeto de su hostigamiento que crece
desmedidamente como consecuencia de su atención exclusiva para él. Llega en
este proceso incluso a perder sus referencias respecto de sí mismo. Su
propia imagen desaparece. Este proceso de perdida de referencias es
progresivo y una vez agotado es muy difícil volver a poner la atención
en lo de fuera de una focalización tan extrema, volver a ver más, volver a
tener alguna perspectiva más amplia.

Reducción de percepción.

Una presentación de diapositivas puede ilustrar esta
dificultad en recuperar la visión global para un acosado. Al visionar esta presentación
no se debe buscar más que una mera sensación que aproxime a esta
percepción. Por eso cuando se descargue la presentación (que tardará un poco
pues ocupa 700 Kb) es mejor no pretender entenderla, no se trata de entender
lo que se vea, es mejor tratar de percibir la sensación que el transcurso de
las imágenes genera en el espectador. Solo analiza tus sensaciones ante las imágenes
sucesivas que pasan de forma automática, sin intentar racionalizarlas.

Pincha el pps

¿Verdad que resulta difícil volver a coger perspectiva una vez perdida? Cuando
se ha llevado a nuestra atención a atender únicamente un pequeño aspecto de
la realidad, se hace difícil el regreso a una situación de mayor altura, de
mayor visión
porque hay que pasar por un territorio ahora desconocido y sin un
mapa
que nos ayude en el camino. Y sin embargo, curiosamente, perder la
visión global y reducir paulatinamente nuestro ángulo de visión resulta
tarea muy fácil cuando algo dirige nuestra atención hacia un punto
concreto. Contempla hora las mismas imágenes pero en orden inverso. A
pesar de la mayor velocidad, la atención nos lleva fácilmente hacia la
reducción de nuestro campo. Compruébalo:

Pincha el pps

¡Qué fácilmente perdemos perspectiva cuando la atención
es desviada, orientada hacia algún sitio concreto! ¿Verdad?,

¿Verdad que perder la objetividad no parece difícil cuando se
nos dirige intencionadamente la atención?  Lo difícil es recuperarla.

Los planteamientos falsos.

Un buen manipulador-ilusionista, para captar tu atención
y distraerla, no siempre espera a tener el asunto encima de la mesa y crear
el despiste después, los buenos ya están manipulando tu atención
antes incluso de que conozcas el fondo de la cuestión de que se trate. Lo
hacen a través del planteamiento.

Como muy bien sentencia
Alfonso López Quintás
«Si aceptas un planteamiento, vas a donde te lleven». Una vez más,
un manipulador utiliza
las dosis de información que se te da para hacer que veas más de lo
necesario (para minimizar lo importante o cambiarle la perspectiva al
problema, o configurar otro escenario), o menos de lo necesario (para quitar
objetividad, parcializar su enfoque y perder referencias o cambiar en punto
de interés), o puede incluso que dé la cantidad de información adecuada pero con
unos sesgos o perspectivas que la desvirtúan por completo. Observemos esta
imagen:

Ejemplo A

¿La has visto bien? Recuerda que aquí solo se pretende que
tengas una idea de lo que ocurre, que te llegue el chispazo de la intuición
y algunas cosas te habrán de llegar por vía de la sensación
fundamentalmente. Vuelve a mirar la imagen de antes y
siente lo que te inspira:

Ejemplo A

Bien, ahora te daré más información…

Ejemplo B

… No solo hay más información, como habrás podido
comprobar, hay también una perspectiva diferente. Con solo algunos elementos
de menos, antes tenías una imagen muy parcial, mutilada, pobre, plana. Con
la imagen completa puedes ir mucho más allá en tu análisis: ¿Qué es la cosa
observada y qué es la cosa que observa en esta nueva imagen? ¿En esta imagen
más completa, qué es el mapa y qué el territorio?

Esta pregunta, fundamental, no podías siquiera planteártela
en la primera ilustración. Unos mínimos elementos añadidos te han dado una
profundidad infinitamente mayor a la imagen. Ahora puedes perderte en las
sensaciones que estos pequeños elementos han creado. ¡Y solo con cambiar un
punto de vista! Antes, con la foto manipulada, llevé tu atención a un
aspecto simple y anecdótico de lo que en realidad la imagen transmite, te
privé de la profundidad y verdadera dimensión de lo que la escena ofrece.
Vuelve y  compruébalo de nuevo.

Ahora queda claro que te había planteado algo con la clara
intención de que no llegases a enterarte de la información que había por
obtener. Piensa que a otras personas, al mismo tiempo, podría haberles
comunicado la imagen completa; aún más, puede que ésta que doy por completa
no lo sea en realidad y también sea solo una parte de la verdadera imagen que
me guardo para mi… para que nadie pueda saber tanto como yo…

En definitiva, debemos hacer un acto de confianza y pensar
que la información que se nos ofrece es la veraz si nos fiamos de quien nos
la brinda
, o por el contrario, ponerla el tela de juicio por sospecha de
estar manipulada si la fuente no nos es fiable. Incluso siendo la fuente de
solvencia contrastada, nada nos garantiza que más adelante no podamos
acceder a parte de la información que no era conocida por nuestro
comunicador en el momento de sernos transmitida y complete nuestro
conocimiento y el suyo.

Los acosadores, los ilusionistas perversos, procuran por
todos los medios escatimar la información a la persona a la que hostigan, si
no pueden remediar que les llegue algún tipo de información entonces la
sesgan, mutilan o falsean. Para ir por la vida nos hace falta saber el
terreno que pisamos, sin un mínimo de información de nuestro entorno,
incluso alguien que parece darnos una palmadita en la espalda, puede estar en
realidad haciendo algo muy distinto…

Ejemplo

Aquel que tiene la información y la ocasión necesaria puede
llegar a hacer mucho daño con muy, muy poco esfuerzo. Mira este vídeo
atentamente que ofrece un ejemplo:

Vídeo

Quien tiene la información, puede hacer que una simple falta
al trabajo se convierta en un problema muy grave.

La información que nos proporciona la visión de una situación
puede ser manipulada simplemente obligándonos a contemplarla desde más lejos
o desde más cerca, únicamente dándonos más o menos información al respecto. Hay casos en los que incluso conservando la misma
perspectiva, ver algo desde lejos, o desde más cerca puede darnos una información
acertada o por completo equivocada de la realidad. Solo con administrar
perversamente las dosis de información:


No hay visión:

Visión alejada:

Visión más cercana:

Visión de detalle:

Cuando veas un gigante, examina antes la posición
del sol, no vaya a ser la sombra de un pigmeo
. (Von
Hardenberg)

Un planteamiento manipulado es una de las mejores formas de
engaño. ¿Por qué? Porque nos cambia la perspectiva. Y esto es muy importante
porque un cambio de ángulo en la observación lleva a nuestra atención
a fijarse en cosas distintas. Nos hace crear un mapa distinto del
territorio
.

Los manipuladores nos sesgan la realidad obligándonos a ver
las cosas bajo la perspectiva que a ellos les interesa.  De esa forma nos
llevan a las conclusiones que ellos quieren que alcancemos «por nosotros
mismos». De esta manera pueden decirnos: míralo tú mismo y dime si no
tengo razón
. Y efectivamente, veremos lo que él quiere que veamos.

Comprueba tú mismo. Miras las cajas que se muestran a
continuación. ¿En qué dirías que se parecen y en qué dirías que son distintas?

Cajas

Pues te has equivocado porque son exactamente iguales. En
realidad es la misma caja ¿No te lo crees? Pues coge un decímetro y comprueba
como los lados miden exactamente lo mismo en una y otra caja. Aunque te
parezca imposible, compruébalo, los lados de una y otra caja son iguales. El truco es
que te he presentado la caja desde dos puntos de vista distintos, desde dos
perspectivas diferentes pero no te he dado ninguna referencia para que lo
adviertas. En este caso lo que se ha falseado son las perspectivas. Una vez más se te ha privado de información
adicional, falseando la realidad, y ello ha hecho que tu atención se centrase en las cajas
exclusivamente y no en el entono que sería el que en este caso te hubiese
dado la información adicional necesaria.

Un punto de vista puede cambiar por completo la visión de la
realidad. Puede alterar las proporciones, por ejemplo, y dar una visión
subjetiva e irreal. Mira el próximo dibujo y establece cual de las figuras
es mayor:

¿Qué figura es la mayor?

Efectivamente parece mayor la de la derecha, y no lo es, en
realidad son iguales. Se ha creado una perspectiva falsa con las líneas del
fondo que obligan a tu atención a suponer que la distancia desde tu
ojo aumenta a medida que las figuras están más hacia la derecha. Tu
percepción sin pedirte permiso deduce que la de la derecha es más grande
pues estando más lejos se ve de igual altura. Falso. En este caso se
te ha dado una información adicional errónea para confundir tu percepción.

Los manipuladores nos cambian las perspectivas de la realidad
objetiva y a cambio nos ofrecen los puntos de vista desde donde ellos
quieren que la contemplemos, para así asegurarse de que llegaremos a las
conclusiones que ellos quieren que descubramos por nosotros mismos. Tiran la
piedra y esconden la mano. Las formas más utilizadas de cambiar nuestras
referencias son las vaguedades, las verdades a medias, la desinformación, la siembra de rumores…
la mentira sutil: la inducción.

Imagina que, como responsable del área de servicios, hace
tres años se te fijó el objetivo de mantener igual, sin incremento, el volumen
de gastos en tu empresa y lo has conseguido. Y hoy, un manipulador que
dispone de toda la información, presenta la evolución de tu trabajo al
consejo de administración al que informa que en este periodo se ha reducido
un quince por ciento el personal, -pero no se han reducido los gastos
globales- y que además, las obras de remodelación de las oficinas quedaron
pagadas hace una año, -y que este año, sin embargo ha habido la misma
cantidad de gastos cuando ya no había esa carga de las obras- y que por si
fuera poco el capitulo de alquileres de oficinas se ha reducido en los tres
años a la mitad. Ya no añade nada más el manipulador/hostigador porque no le
hace falta. Ha cambiado la perspectiva desde la que los oyentes estaban
contemplando la evolución de tu trabajo. La atención en esta nueva
perspectiva les hace ver que la marcha de la empresa es buena pero
que tú no contribuyes precisamente a ella, te has dormido con unos objetivos
cómodos de cumplir y no estás a la altura de la evolución. Naturalmente
quien tiene toda la información no ha completado su informe añadiendo que
para disminuir el número de trabajadores, hubo que subir en la misma
cantidad que la ahorrada los sueldos del personal que asumía el trabajo de
los despedidos; tampoco añade que la remodelación «ya pagada» ha supuesto la
adquisición de mobiliario nuevo en un importe superior incluso a lo que se
pagó por la remodelación; y naturalmente tampoco añade que si bien los
alquileres pagados han disminuido, se ha efectuado el primer pago de la
adquisición de un local que supone un mayor desembolso. En definitiva se
creo una perspectiva falsa. Y desde este nuevo punto de vista, como las
figuras en el gráfico, parece que tu rendimiento ha ido menguando en los
tres años: porque a la atención de los oyentes se la ha distraído de
tu trabajo hacia otros hechos, sesgadamente seleccionados, que crean una
perspectiva diferente.  

Puntos débiles y prejuicios.

Los acosadores, son personas frías y con su emocionalidad
disminuida o desaparecida. Esto les permite el diseño de estrategias muy
eficaces de dominio de los grupos laborales a los que interesa sojuzgar. El
que ellos no se dejen influir por ningún tipo de moral, ética o empatía
hacia los demás no quiere decir que sean disminuidos mentales, sino que en
realidad fundamentan sus estrategias en aspectos puramente racionales. Pero
no significa que no conozcan las creencias, fundamentos, prejuicios y puntos débiles de los grupos
humanos y de los individuos que los componen. Estos puntos débiles,
entendidos no como fallas en la mente de las personas sino como puntos por
donde es posible desmontarlas psicológicamente, les resultan
elementos muy útiles para crear situaciones virtuales que no existen, y
dirigir la atención de sus espectadores hacia los aspectos que a
ellos les  interese destacar. Esa es la explicación de la gran
capacidad de seducción de que hacen gala y que describen autores como
Marie France Irigoyen que analizan la personalidad patológica de los
perversos narcisistas y describe que «Su peligrosidad no sólo
es relativa a sus actitudes sino también a su poder de seducción: saben
arrastrar a un grupo a la perversidad
.” (El Acoso Moral en el Trabajo.
Distinguir lo verdadero de los falso). También
Iñaki Piñuel y Zabala describe esta perversa contraposición en su
personalidad:
«El encanto que producen en muchas
personas contrasta con la crueldad con que maltratan a sus víctimas…
¿Quién puede creer que una persona tan adorable y encantadora sea un
acosador en serie?
(MOBBING. Cómo sobrevivir al acoso psicológico en el
trabajo).

La seducción no es otra cosa que una adulación hábilmente
diseñada. A cada persona le dicen lo que quiere oír, aunque sea lo
contrario de lo que acaban de decir a otra persona anteriormente. Este pequeño detalle no
les incomoda en absoluto. A una trabajadora que ha sido madre recientemente
le hablará de lo necesario de una guardería en la empresa.
Al mujeriego le abrirá a los mejores antros, al recto y pulcro religioso le
alabará su capacidad de resistencia al pecado; así con todos los que
necesite aglutinar entorno a su persona. Los que se resistan a estos halagos
coyunturales, pueden llegar a pasarlo muy mal.

Para ello juegan con los puntos débiles colectivos e
individuales del entorno a controlar. Cuando se manipulan algunos de estos
aspectos resulta realmente fácil llevar la atención hacia intereses
específicos. Se puede incluso llegar a hacer ver lo que no existe. Como
ejemplo pincha y mira la siguiente ilustración. Ya te adelanto que lo que vas a ver en
primer término no existe. Es solo producto de tus prejuicios y
formas equivocadas de percepción.

Lo que ves, no está.

«Alguien» ha puesto en esa ilustración algunos elementos como
un gato, unas plantas, unas medias, etc., con la intención de que tú crees
una forma que no está en la ilustración. No siempre la trampa es tan
evidente. En ocasiones las sugerencias pueden ser mucho más…

… sutiles

De igual forma que hay algunos moldes que nos avocan a
interpretar cosas de determinada forma, alejándonos de la imagen real,
también hay otras formas que nos cuesta percibir porque tenemos esquemas
previos muy fuertes que hacen que percepciones distintas nos repugnen. Lo
que hace verdaderamente difícil que podamos contemplar algunas cosas como lo
que realmente son, simplemente porque algunos esquemas previos son tan
fuertes que nos lo impiden, o al menos nos lo dificultan tanto que llevan a
nuestra atención a fijarse en otras cosas menos «incómodas» para nuestros
esquemas previos.

Distorsión por prejuicio

Tenemos un concepto de lo que debería ser una cara tan hecho,
tan antiguo, tan fuerte, que al contemplar una cara con cuatro ojos y dos
bocas nos repugna a la vista. Nos resulta desagradable contemplar aquello
que va contra nuestro prejuicio, nuestra idea preconcebida de lo que es una
cara. Verdaderamente que algunas de las configuraciones hechas
anteriormente, es decir los prejuicios, a veces son tan fuertes que cuesta no
apartar la vista de aquello que nos muestra algo distinto a nuestra imagen
previa, a nuestro prejuicio. Parece como que la atención se resiste a dirigirse hacia el
territorio como realmente es y prefiriese ver el mapa
equivocado que de él tiene ya
hecha nuestra mente.

¿Cómo defenderse de un perverso narcisista?

Por sus hechos los conoceréis.
Esta simple y profunda frase recoge la mejor
manera de descubrir quien es un manipulador perverso, y quien no; quien es
un acosador, un ilusionista mentiroso, y quien no lo es.

Efectivamente, para poder defenderse del acoso propio del
perverso narcisista, el mejor procedimiento es conocerlo; para así, primero
identificarlo y sabiendo cómo se conduce, cómo es, qué piensa cómo odia la
excelencia ajena, después establecer las estrategias más efectivas contra
sus ataques.

Para poder
llegar a saber de quienes nos rodean cual es aquel que nos fuerza a
cambiar nuestra atención sobre lo que nos aleja de la verdadera
imagen del territorio, y por ello es responsable de que
confeccionemos un mapa erróneo, deberemos llevar a cabo un análisis
por separado de dos cuestiones sobre la persona a analizar: qué dice y qué
hace. Analizando si todo lo que dice sobre sí mismo y sobre
todo lo demás es y se corresponde fielmente con lo que él hace
realmente. Si el resultado de este análisis es que la
persona analizada en realidad dice una cosa pero hace otra que no tiene nada
que ver, entonces estamos ante una persona disociada, no íntegra, diabólica
(etimológicamente hablando). Este análisis no es sin embargo fácil de hacer
en absoluto, pues para poder tasar y comparar debidamente lo que dice
con lo que hace y evidenciar con este estudio las diferencias, será
necesario que nos despojemos de todo tipo de ilusiones que nos hayan
podido modelar artificialmente el territorio objeto de nuestro análisis, por
la acción de la persona presuntamente acosadora.

Solo entonces, cuando
hayamos eliminado todas las perspectivas falsas, todos los halagos
intencionados, todas las cortinas y manipulaciones, los prejuicios, el peso
de la opinión de los demás y en definitiva cuando hayamos podido hacer una
visualización suficientemente limpia de la persona, desprovista de falsos
gradientes y perspectivas, entonces sí que será posible distinguir
claramente si lo que dice es o no igual a lo que hace. Llegado
a este punto lo demás es fácil pues efectivamente, por sus hechos los
conoceréis.
Una vez aquí ya solo resta ver lo que hace, y cuales
quiera cosa que sea eso que hace es aquello que representa a esa
persona. Una ultima pregunta nos restaría por formular una vez que sea
evidente que no es íntegra: ¿Para qué engaña?

Nada es totalmente blanco ni nada es del todo negro. Todos,
en mayor o menor medida somos un poco manipuladores, en cuanto que
pretendemos llevar la atención de los demás allí donde está aquello que
queremos que vean. Por ejemplo, en este trabajo hay un cierto grado de
manipulación, se ha recurrido a diversos procedimientos para concentrar la
atención del lector en algunas cuestiones como en los aspectos
gráficos, más fáciles de representar para suscitar un conocimiento más
intuitivo que racional. También se ha marcado con negrita algunas palabras
como «atención» para remarcar su papel protagonista en la creación
del ilusionismo mentiroso; pero, además de ser una manipulación
admitida como método de comunicación útil, evidente y confesable, además,
¿Cual ha sido su finalidad? Pues ha sido la de intentar conseguir una
aproximación más eficaz a los engaños de los hostigadores y manipuladores, y
por lo tanto se trata de una finalidad que no hace sino reforzar la
intención del mensaje central de este trabajo. Refuerza la capacidad
descriptiva de lo que se pretende hacer ver. No busca este recurso ningún
interés oculto, no busca confundir, ni equivocar, ni crear estrés o malestar
ni engañar más allá de lo que su autor pueda estar de engañado con respecto
a lo que cree que le puede ser útil al lector. Pero sobre todo, es
congruente con la idea y finalidad que se pretende; no es equívoca,
contradictoria ni paradójica. No responde a oscuros intereses.

Esta es pues la ultima pregunta a formularse después de saber
que nuestro presunto acosador dice una cosa y hace otra, ¿Para qué lleva a
cabo esta contradicción? Si la respuesta a la que objetivamente se puede
llegar al formular esta pregunta es solo para engañar, es decir, para ocultar su
verdadero ser, o para conseguir el dominio de personas o grupos; o para
conseguir mejores o más fáciles rendimientos económicos o posiciones
preeminentes, o un estatus privilegiado; entonces, en este ultimo caso, es que estamos ante un
perverso narcisista, y por lo tanto, ante un potencial acosador sistemático
y peligroso manipulador: un ilusionista diabólico cuyo máximo interés es
poner ante nuestros ojos los lentes que le interesan para que nuestra visión
de la realidad sea solo la imagen que a él le interesa: la imagen de un pobre y falso
mapa de un territorio cuya realidad será difícil de alcanzar en su
presencia perturbadora.

Abraham H.
Maslow describía maravillosamente algunas de las claves de este proceso
«La cualidad de la agresión cambia notablemente a medida que
pasamos de la inmadurez psicológica o la neurosis a la autorrealización o
madurez, en cuanto un comportamiento malo, cruel o sádico, es una cualidad
de la agresión que se da en personas subdesarrolladas, neuróticas,
inmaduras, pero a media que avanzamos hacia la madurez y la libertad
personal, la cualidad de la agresión se cambia en indignación reactiva o
justa, en autoafirmación, resistencia a la explotación y al dominio, pasión
por la justicia.»

Las dos verdades

Es por lo tanto posible que ante un único territorio donde se esté dando una agresión sistemática sobre una
persona, se hayan confeccionado dos mapas diferentes de representación de la
realidad y que estas dos visiones sean por completo distintas. El acosado que ha
limitado al máximo su percepción por acción de la violencia y el estrés que le
genera, al que se ha privado por vía directa e indirecta de la información
objetiva, acaba viendo únicamente las agresiones junto con la inacción de todo
su entorno que no reacciona: vive la luz de gas. Percibe su incapacidad
de actuar sobre un mundo que le está siendo ajeno y poblado por seres que usan
de otro mapa, que ven una realidad distinta.

Por su lado el grupo laboral no ve la
situación real tampoco, cada individuo ha creado su particular verdad de
los hechos. Esa verdad que les permite crear su versión del territorio con la
mínima ansiedad, miedo y riesgo posible. En su caso su mapa está confeccionado
sin los elementos de agresión que se dan objetivamente, pero que han tenido que
ser suprimidos para asegurar la tranquilidad y llegar a niveles de estrés
aceptables. En su mapa del territorio se han eliminado los riesgos derivados de
la situación de violencia que se produce y al eliminarlos se crea una
inexistencia virtual
, donde es imposible contemplar que el próximo en ser
agredido, en ser víctima, en ser acosado puede ser él mismo. Puesto que no ve
las agresiones que se producen sobre la víctima, tampoco puede anticipar que él
mismo puede ser la próxima víctima del acosador.

El perverso cazador

Marie France Irigoyen compara al acto de acoso con la
depredación: «se trata de «depredación», es decir, de un acto que consiste
en apropiarse de la vida.»

En la naturaleza algunas especies se agrupan en manadas o
bancos donde los individuos se sienten al abrigo del grupo. Pero a veces la
pertenencia a un grupo brinda a sus miembros una sensación de seguridad
totalmente ficticia que impide percibir el riesgo de peligro que no se
cierne contra el grupo como tal, sino contra todos y cada uno de sus
componentes de forma individual.

Algunas especies de peces pelágicos que se mueven en grandes
bancos por aguas abiertas, gozan de la seguridad del banco al que
pertenecen, pero los buenos cazadores submarinos saben que para conseguir un
número importante de capturas en un solo banco basta con aguzar un poco más
la puntería con su fusil. El cazador puede ir arponeando uno a uno, una
multitud de peces con la única condición de que ninguno de los que arponee
se le escape. Uno tras otro van siendo cazados mansamente sin que el banco
se aperciba del peligro del cazador que va seleccionando sus presas una
detrás de otra. Es como
si los individuos se diluyeran en la seguridad del grupo y olvidasen su
vulnerabilidad individual. El cazador no fija su atención en el
banco, sino en sus individuos uno a uno.

Pero si en este proceso el cazador yerra el tiro y la presa
huye, lejos del entorno que forma el banco de peces, entonces todo el grupo
huirá detrás de él. En este caso se rompe el hechizo y todos escapan.

De igual manera cuando en un entorno laboral un acosador
falla su ataque y una pieza se le escapa, en lo sucesivo le será
mucho más difícil seguir cobrando a los demás pieza a pieza. Es como si en
estos casos la atención volase también hacia aguas abiertas y libres.

Hagamos con nuestra resistencia individual que los bancos
encuentren aguas libres.

Explicar no es justificar

En este trabajo no se pretende justificar
la posición de los que presencian pasivamente, colaboran o simplemente se
esconden ante una situación de acoso. Como bien dice José Antonio Marina en
su Laberinto Sentimental, «Ante una situación injusta el sentimiento adecuado es la
indignación. Un sujeto puede no sentirla por varios motivos. Porque no
perciba la injusticia, porque la perciba pero le sea indiferente, porque la
perciba y se alegre del daño causado a la víctima. En el primer caso, hay
ignorancia culpable, insensibilidad, falta de sentido de la justicia. En el
segundo se da una falta de compasión y honestidad en el carácter. En el
tercero, emerge un sentimiento destructor: el odio.»

Sin embargo sí que se persigue dar una
explicación a ese pavoroso fenómeno de la luz de gas. Para que una
persona inmersa en un universo adverso pueda intuir que hay alguna
explicación para que todo se vuelva del revés, para que a su alrededor todo sea
daño, injusticia, y sinsentido. Lo que se pretende es proporcionar un chispazo de lucidez, una visión
del porqué de todo este proceso.

Héroe o cobarde


La
objetividad no consiste en describir lo que vemos sino en precisar qué clase
de gafas llevábamos en el momento de la observación
.

Catherine
Cudicio: Comprender la PNL.

En nuestro mundo una misma
circunstancia es a veces la consecuencia de un suceso y en otras del suceso
contrario. Depende de todos los demás factores. El mismo miedo responsable
de la inamovilidad ante el riesgo, de la huída, de la traición, de la más
flagrante cobardía, en ocasiones es la clave del desafío y la valentía.
¿Cómo podría haber héroes sin el miedo? Gracias al miedo y al terror tenemos
entre nosotros a los más singulares héroes que son los que han conseguido
vencer sus miedos poniendo por encima otras cosas: la dignidad, el honor, la
amistad, la solidaridad, la justicia. Solo aquel que se siente amedrentado
puede vencer su temor y sacarle partido, solo quien conoce el riesgo puede
llegar a asumirlo conscientemente y llegar a hacerse un héroe, y solo los
héroes cotidianos de nuestras vidas son los que nos demuestran con sus
superaciones que es posible vencer la manipulación, la coacción, la
prepotencia y el miedo.

«Quitarse la
máscara social resulta doloroso. Si los demás dicen una cosa, pero hacen
otra y tú no prestas atención a sus actos, te mientes a ti mismo»
Nos dice el Dr. Miguel Ruiz en sus Cuatro Acuerdos, y añade:

«La atención es la capacidad que tenemos de discernir y
centrarnos en aquello que queremos percibir. Percibimos millones de cosas
simultáneamente, pero utilizamos nuestra atención para retener en el primer
plano de nuestra mente lo que nos interesa.»

Hagamos que sean las cosas
verdaderamente importantes las que nos interesen, fijemos nuestra
atención
en ellas para que sean las protagonistas y fundamenten nuestros
actos. Impidamos con ello que los manipuladores, oportunistas y perversos
nos conduzcan a su antojo por el camino de su interés y nos alejen de las
verdaderas rutas del progreso. Hagámonos responsables y héroes de nuestras
respectivas vidas.

La Verdad

¡No temas preguntar, compañero! ¡No
te dejes convencer! ¡Compruébalo tú mismo! Lo que no sabes por ti, no lo
sabes.

B. Brecht.

A la Verdad no vamos a llegar nunca a través de las
manipulaciones de aquellos que buscan desviar nuestra atención hacia sus
intereses.

Tampoco llegaremos a ella buscándola dentro de nuestros
miedos, de nuestras angustias y nuestras emociones sin control.

Por mucho que nos apoyemos en los demás, y ellos en nosotros,
la tranquilidad así obtenida será cómoda y eficaz en la búsqueda del
bienestar del momento; pero tampoco será Verdadero este mapa si está basado en
alejar de nuestra vista lo que nos frustra, nos intimida o es contrario a
nuestros prejuicios. Porque lo que nos frustra, nos da miedo y nos hace
parciales en algunos juicios críticos, es una parte más de los elementos que
debemos tener en cuenta para poder llegar a vislumbrar un poco más de ese
territorio que no es versión de nadie, que simplemente, es. No
veremos del todo ese amplio y acogedor territorio, pues que a todos nos
contiene, sino integrando en él todos los mapas parciales, limitados y las
razones que los hacen pequeños, cortos y equivocados; pues todos esos
elementos forman también parte de nuestra realidad, de nuestro amplio
territorio dentro del que a veces parece que nos empeñásemos en vivir solo
en uno de sus lugares más limitados y angostos, renunciando a sus más
preciados parajes, a sus espacios más extensos, más integradores, más
universales.

No llegaremos a esta gran visión de un vasto territorio si
nos dejamos manipular por quien solo busca guiar nuestra atención hacia sus
intereses, por quien nos roba tranquilidad, nos limita los horizontes y
nos resta libertad. No puede llegarse a la libertad
más que por un único camino que es el de la Verdad, esa misma Verdad que
resulta ser el objeto de manipulación perversa de los hostigadores y para la
que merece la pena esforzarnos cada día un poco más en su búsqueda, pues es
efectivamente su visión la única forma de libertad real. Solo la verdad
nos hará libres.


Palma, 27 de agosto de 2006.



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O ves las caras, o ves la copa.

Las dos cosas a la vez no puedes.

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A las dos a la vez no podrás: escoge








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